jueves, 18 de mayo de 2017

Vivir la Vida en Jesús...


“Permaneced en mi amor, para que vuestra alegría llegue a plenitud”
(Jn 15, 9-11)

 
La vida cristiana que nos dicta el Evangelio es: “estar alegres y vivir plenamente felices”. Conceptos que muchas veces olvidamos con frecuencia.

Generalmente nosotros los cristianos nos perdemos viviendo la fe desde el mero cumplimiento de cosas que nos dicen o hacemos en la Iglesia o grupos eclesiales; preceptos y prohibiciones que poco o nada aportan a la realización personal y que conducen a marginar o rechazar a muchos. Se pierde la novedad del Evangelio que anunció Jesús. Que nuestras prácticas religiosas sea espacios para crecer y madurar en el amor al prójimo, estar siempre dispuestos a discernir ¿qué podríamos hacer para cambiar o mejorar?.

El gran mensaje de Jesús es para todos los que, venciendo nuestro egoísmo, entreguemos la vida sin esperar nada a cambio, viviendo la vida plenamente feliz, que no vivamos de alegrías superfluas o individuales sino de aquellas que surgen en el amor en Jesús y compartirlo con los demás…

“En el Evangelio Jesús nos pide permanecer en su amor. Hay dos criterios que ayudan a distinguir el verdadero amor del que no lo es. El primero: el amor está más en los hechos que en las palabras, no es un amor de telenovela. El verdadero amor es concreto, está en las obras, es un amor constante. No es un sencillo entusiasmo. También, muchas veces es un amor doloroso: pensemos en el amor de Jesús llevando la cruz. Quien ama hace esto: el protocolo del juicio final. Estaba hambriento y me habéis dado de comer, etc. Concreción. También las bienaventuranzas, que son el “programa pastoral” de Jesús, son concretas. El segundo criterio del amor: se comunica, no permanece aislado. El amor da de sí mismo y recibe, se da esa comunicación que existe entre el Padre y el Hijo, una comunicación que la hace el Espíritu Santo”. --- Papa Francisco…

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