Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el final de los
tiempos (Mt 28,16-20)
La celebración de la Ascensión, es la fiesta de la esperanza y meta de la
humanidad y del mundo. Jesús no nos ha abandonado, permanece en y con nosotros.
Permanece en la Palabra, en la comunidad reunida, en torno al pan eucarístico
que compartimos. Permanece en el que sufre y en el que se esfuerza, para que
haya más vida en nuestra sociedad. No es día de grandes teologías o palabras
preciosas, sino de hablar sencillamente y saber lo que decimos y hacer lo que
pensamos, es día de intentar que su presencia invisible, se haga vivible a
todos los hombres.