lunes, 19 de junio de 2017
Demos prueba de que somos servidores de Dios.
Hermanos: Como cooperadores suyos que somos, os exhortamos a no echar en saco roto la gracia de Dios. Porque él dice: “En el tiempo de la gracia te escucho, en el día de la salvación te ayudo”. Pues mirad: ahora es el tiempo de la gracia, ahora es el día de la salvación. Para no poner en ridículo nuestro servicio, nunca damos a nadie motivo de escándalo; antes bien, continuamente damos prueba de que somos servidores de Dios con lo mucho que pasamos: luchas, infortunios, apuros, golpes, cárceles, motines, fatigas, noches sin dormir y días sin comer; procedemos con limpieza, saber, paciencia y amabilidad; con los dones del Espíritu y con amor sincero, llevando el mensaje de la verdad y la fuerza de Dios. Con la derecha y con la izquierda empuñamos las armas de la salvación, a través de honra y afrenta, de mala y buena fama. Somos los impostores que dicen la verdad, los desconocidos conocidos de sobra, los moribundos que están bien vivos, los sentenciados nunca ajusticiados, los afligidos siempre alegres, los pobres que enriquecen a muchos, los necesitados que todo lo poseen. (2 Cor 6, 1-10).
Cuando tú me acompañas me transformas en sentenciado pero nunca ajusticiado, afligido siempre alegre, en pobre que enriquece a muchos, también en necesitado que todo lo posee. Porque tu colocas en mis manos las armas de la fe, el amor y la esperanza para vivir en fuerzas, permanecer en pie, soportar las dificultades y animándome a continuar sin desfallecer. Gracias Señor por hacerme entender que no me deseas verme en conflicto ni mucho menos con el corazón lleno de ira. Porque quien pelea muestra lo vacío que puede estar de ti. Amén.
Continuamente demos prueba de que somos servidores de Dios con lo mucho que pasamos…
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