domingo, 27 de noviembre de 2016

“Nuestra Señora del Adviento”

 
El arzobispo Francis Stafford, en 1991, solicitó al Vaticano un día de fiesta dedicado a Nuestra Señora del Nuevo Adviento para la archidiócesis de Denver. La fecha que asignaron como día de su festividad fue el 16 de diciembre.

Tras conocer que el 16 de diciembre se celebraría esta festividad , encargaron al jesuita Padre McNichols la creación de un icono que fue presentada y bendecida por Juan Pablo II durante la Jornada Mundial de la Juventud de 1993 celebrada en Denver.

Es bonito pensar, ahora que todos los cristianos nos preparamos para una nueva venida del Señor, con qué alegría y estremecimiento se preparó María, la gran protagonista del Adviento, para tan gran acontecimiento, para la fiesta más señalada de su maternidad. Una auténtica maternidad biológica, humana y natural, y, al mismo tiempo, una maternidad sobrenatural. Con su fe, su amor y su cuerpo, da luz a la Vida divina en una maternidad enteramente humana, porque el cuerpo humano de Jesús creció y se desarrolló realmente durante nueve meses en el seno virginal de María. La Virgen Madre aportó a la humanidad de Cristo todo lo que las otras madres aportan a la formación y crecimiento de sus hijos.

Celebremos este 16 de Diciembre su día con gran entusiasmo... 

¡Estad en vela no sabes el día ni la hora! Adviento 2016

“Por eso, estad también vosotros preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre”. (Mt 24,37-44)
 

Reflexión:

El último día de la historia, el final de los tiempos, se ha descrito en muchas ocasiones como un día trágico y ha dado lugar a una literatura que llamamos "apocalíptica".

Jesucristo anunció que vendría de nuevo a la tierra, y que esa venida sería definitiva. Pero, ¿cómo debe preparase un cristiano? Vamos a considerar dos tipos de "esperas".

La primera es parecida a la de un soldado, agazapado en su trinchera, esperando con verdadero miedo el ataque del enemigo. Su única ilusión es que ese momento nunca llegue, porque sabe que puede acabar mal. Es la actitud del que ve el final pensando que va a condenarse por sus pecados. Tiembla, pero tampoco pone remedio.

La segunda espera es la de la esposa que aguarda a su marido, ausente durante mucho tiempo del hogar. Por ejemplo, la esposa de un marinero, que sueña el día en que volverá a estrechar entre sus brazos al amor de su vida. Y cuando se acerca el día, se prepara, se viste, se perfuma y se dispone a recibirle con toda la ilusión del mundo.

El cristiano debe vivir sin temor, preocupado por vivir fielmente el día a día, pero también siendo consciente de la responsabilidad de cada uno de sus actos. Por tanto, no hay que descuidarse y sí estar preparados, con alegría, para el encuentro definitivo con Dios.

Propósito:

Ofrecer hoy un pequeño sacrificio a Dios y pedirle la gracia de adquirir la virtud que más necesite para crecer en el amor a los demás.

Diálogo con Cristo:

Jesús, qué diferente es mi vida cuando me esfuerzo por ver todo desde el plano de la fe. Las cosas, las actividades, las mismas relaciones sociales, todo se transforma y se vuelve relativo de cara a la eternidad. ¡Qué pocas cosas son importantes! Ayúdame a vivir pensando en el cielo que me has prometido y que lo busque como esa perla fina, ese gran tesoro que dará plenitud a mi vida