“Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en
él” Jn (15, 5)
Nuestra tarea será entonces, permanecer, estar unidos a Jesús, dejar podarnos, dejar que el Viñador, nuestro Padre del cielo, nos vaya dando forma y haciendo fecundos.
Qué bueno que sea el Señor quién hace posible que podamos ser fecundos, cuanto nos cuesta por otro lado, permanecer, esperar los frutos, incluso que nos poden...porque queremos producir, porque somos ansiosos, porque muchas veces nos la creemos y pensamos que somos nosotros los que hacemos bien las cosas, orgullosos y a veces independientes; nos creemos que podemos sin Él, sin Jesús, hacer algo.
Y Jesús sin embargo, siempre humilde y Fiel, hace posible con su gracia, que los frutos surjan de los sarmientos que están unidos a la Vid, que seamos fecundos en Él.
“Cada uno de nosotros es un colaborador de Cristo, el sarmiento de esa vid, pero ¿Qué significa ser un colaborador de Cristo? Significa morar en su Amor, tener su alegría, difundir su compasión, dar testimonio de su presencia en el mundo...” Madre Teresa de Calcuta
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