domingo, 17 de julio de 2016

Lectura del 17/07/2016: Decimosexto domingo del tiempo ordinario



PRIMERA LECTURA
(Libro de Génesis 18,1-10.)

 
El Señor se apareció a Abraham junto al encinar de Mamré, mientras él estaba sentado a la entrada de su carpa, a la hora de más calor. Alzando los ojos, divisó a tres hombres que estaban parados cerca de él. Apenas los vio, corrió a su encuentro desde la entrada de la carpa y se inclinó hasta el suelo, diciendo: "Señor mío, si quieres hacerme un favor, te ruego que no pases de largo delante de tu servidor. Yo haré que les traigan un poco de agua. Lávense los pies y descansen a la sombra del árbol. Mientras tanto, iré a buscar un trozo de pan, para que ustedes reparen sus fuerzas antes de seguir adelante. ¡Por algo han pasado junto a su servidor!". Ellos respondieron: "Está bien. Puedes hacer lo que dijiste". Abraham fue rápidamente a la carpa donde estaba Sara y le dijo: "¡Pronto! Toma tres medidas de la mejor harina, amásalas y prepara unas tortas". Después fue corriendo hasta el corral, eligió un ternero tierno y bien cebado, y lo entregó a su sirviente, que de inmediato se puso a prepararlo. Luego tomó cuajada, leche y el ternero ya preparado, y se los sirvió. Mientras comían, él se quedó de pie al lado de ellos, debajo del árbol. Ellos le preguntaron: "¿Dónde está Sara, tu mujer?". "Ahí en la carpa", les respondió. Entonces uno de ellos le dijo: "Volveré a verte sin falta en el año entrante, y para ese entonces Sara habrá tenido un hijo". Mientras tanto, Sara había estado escuchando a la entrada de la carpa, que estaba justo detrás de él.

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SALMO
(Salmo 15(14),2-3.3-4.5.)

El que procede rectamente
y practica la justicia;
el que dice la verdad de corazón
el que no daña a su hermano ni al prójimo molesta con agravios;

el que no daña a su hermano ni al prójimo molesta con agravios;
El que no se retracta de lo que juró,
aunque salga perjudicado;
El que no presta su dinero a usura

ni acepta soborno contra el inocente.
El que procede así, nunca vacilará.

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SEGUNDA LECTURA
(Carta de San Pablo a los Colosenses 1,24-28.)

Ahora me alegro de poder sufrir por ustedes, y completo en mi carne lo que falta a los padecimientos de Cristo, para bien de su Cuerpo, que es la Iglesia. En efecto, yo fui constituido ministro de la Iglesia, porque de acuerdo con el plan divino, he sido encargado de llevar a su plenitud entre ustedes la Palabra de Dios, el misterio que estuvo oculto desde toda la eternidad y que ahora Dios quiso manifestar a sus santos. A ellos les ha revelado cuánta riqueza y gloria contiene para los paganos este misterio, que es Cristo entre ustedes, la esperanza de la gloria. Nosotros anunciamos a Cristo, exhortando a todos los hombres e instruyéndolos en la verdadera sabiduría, a fin de que todos alcancen su madurez en Cristo.

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EVANGELIO
(Lucas 10,38-42)

 
Jesús entró en un pueblo, y una mujer que se llamaba Marta lo recibió en su casa. Tenía una hermana llamada María, que sentada a los pies del Señor, escuchaba su Palabra. Marta, que estaba muy ocupada con los quehaceres de la casa, dijo a Jesús: "Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje sola con todo el trabajo? Dile que me ayude". Pero el Señor le respondió: "Marta, Marta, te inquietas y te agitas por muchas cosas, y sin embargo, pocas cosas, o más bien, una sola es necesaria. María eligió la mejor parte, que no le será quitada".



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REFLEXIÓN
 
Hoy en nuestro Evangelio Dominical tenemos una explicación de los oficios que debemos tener cada uno en nuestro apostolado, el principal de ello es la "Testimonial" que solo vean en nosotros a Jesús por lo que vivimos y hacemos a Diario, Por eso Dios nos dio los talentos a cada uno, según nuestra disposición, hagamos de ellos el mejor trabajo y multipliquémosle, no hagamos como al que le dio uno y lo enterró por miedo a no saber cómo multiplicarle.

http://www.jesuitas.org.co/homilia.html?homilia_id=1650

"Marta, Marta, te preocupas por muchas cosas“. ¿A quién se pueden aplicar mejor estas palabras sino a los que tienen la responsabilidad de una comunidad? ¿Quién es el que se inquieta por muchas cosas sino aquel a quien incumbe ocuparse tanto de María, la contemplativa, como de su hermano Lázaro, como de otras muchas cosas? Reconocéis en Marta la inquietud y agotamiento por mil preocupaciones: es el apóstol que tiene "la preocupación por todas las Iglesias" (2C 11,28), que vela para que los pastores se preocupen por sus ovejas. "Nadie enferma sin que yo enferme, nadie cae sin que a mí me dé fiebre" (v. 29). Que Marta, pues, reciba al Señor en su casa, puesto que es a ella a quien se le ha confiado la dirección de los quehaceres domésticos… Que también los que comparten sus tareas reciban al Señor, cada uno según su particular ministerio; que acojan a Cristo y le sirvan, que le asistan en sus miembros, los enfermos, los pobres, los viajeros y los peregrinos.

Mientras asumen estas actividades, que María permanezca en reposo, que conozca "cuan suave es el Señor" (Sl 33,9). Que esté bien ocupada permaneciendo a los pies de Jesús, con el corazón lleno de amor y el alma en paz, sin quitar sus ojos de él, atenta a todas sus palabras, admirando su bello rostro y su lenguaje. "En sus labios se derrama la gracia; es el más bello de los hijos de los hombres" (sl 44,3), más bello aún que los ángeles en su gloria. Conoce tu gozo y dale gracias, María, tú que has escogido la mejor parte. ¡Dichosos los ojos que ven lo que tú ves, los oídos que merecen escuchar lo que tu escuchas! (Mt 13,16).¡Dichosa eres tú, sobre todo, por escuchar el latido del corazón de Dios en este silencio en el que es bueno para el hombre esperar a su Señor! (San Bernardo (1091-1153), monje cisterciense y doctor de la Iglesia)

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ORACIÓN

Señor Dios nuestro:
Tú has venido a nosotros en la persona de tu Hijo
para ser nuestro huésped.
En nuestra vida cotidiana, haz que estemos siempre abiertos a cualquier hermano necesitado;
ayúdanos a reconocerte y a acogerte
como encarnado en todos los que se nos acerquen.
En cada encuentro humano
ofrécenos tu gracia y amor,
por medio de Jesucristo tu Hijo,
que vive contigo y también permanece con nosotros
ahora y por los siglos de los siglos.

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sábado, 16 de julio de 2016

Lectura del 16/07/2016: Sábado de la decimoquinta semana del tiempo ordinario



PRIMERA LECTURA
(Libro de Miqueas 2,1-5.)

 

¡Ay de los que proyectan iniquidades y traman el mal durante la noche! Al despuntar el día, lo realizan, porque tienen el poder en su mano. Codician campos y los arrebatan, casas, y se apoderan de ellas; oprimen al dueño y a su casa, al propietario y a su herencia. Por eso, así habla el Señor: Yo proyecto contra esta gente una desgracia tal que ustedes no podrán apartar el cuello, ni andar con la cabeza erguida, porque será un tiempo de desgracia. Aquel día, se proferirá contra ustedes una sátira y se entonará esta lamentación: "Hemos sido completamente devastados; ¡se transfiere a otros la parte de mi pueblo! ¿Cómo me la quita a mí y reparte nuestros campos al que nos lleva cautivos?". Por eso, no tendrás a nadie que arroje la cuerda para medirte un lote, en la asamblea del Señor.

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SALMO
(Salmo 9(9B),1-2.3-4.7-8.14.)

¿Por qué te quedas lejos, Señor,
y te ocultas en los momentos de peligro?
El pobre se consume por la soberbia del malvado
y queda envuelto en las intrigas tramadas contra él.
Porque el malvado se jacta de su ambición,
el codicioso blasfema y menosprecia al Señor;

Cuando retrocedían mis enemigos,
tropezaron y perecieron delante de ti,
Su boca está llena de maldiciones,
de engaños y de violencias;
detrás de sus palabras hay malicia y opresión;
Pero el Señor reina eternamente

y establece su trono para el juicio:
Pero tú lo estás viendo:
tú consideras los trabajos y el dolor,
para tomarlos en tus propias manos.
El débil se encomienda a ti;
tú eres el protector del huérfano.

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EVANGELIO
(Mateo 12,14-21)

 
En seguida los fariseos salieron y se confabularon para buscar la forma de acabar con él.
Al enterarse de esto, Jesús se alejó de allí. Muchos lo siguieron, y los curó a todos. Pero él les ordenó severamente que no lo dieran a conocer, para que se cumpliera lo anunciado por el profeta Isaías: Este es mi servidor, a quien elegí, mí muy querido, en quien tengo puesta mi predilección. Derramaré mi Espíritu sobre él y anunciará la justicia a las naciones. No discutirá ni gritará, y nadie oirá su voz en las plazas. No quebrará la caña doblada y no apagará la mecha humeante, hasta que haga triunfar la justicia; y las naciones pondrán la esperanza en su Nombre.

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COMENTARIO
(Tertuliano (c. 155-c. 220), teólogo)

Dios no podía vivir con los hombres si no era tomando una manera humana de pensar y de actuar. Por eso, escondida en la humildad, ha velado el esplendor de su majestad, que la debilidad humana no hubiera podido soportar. Todo ello no era digno de él, pero era necesario al hombre, y, de golpe, se hizo digno de Dios, porque nada es tan digno de Dios como la salvación del hombre…

Todo lo que Dios pierde, el hombre lo gana, de manera que todas la humillaciones que mi Dios ha sufrido para estar cerca de nosotros, son sacramento de salvación de los hombres. Dios actuó así con los hombres para que el hombre aprenda a actuar según el plan divino. Dios trató al hombre de igual a igual, para que el hombre pueda tratar con Dios de igual a igual. Dios se ha hecho pequeño a fin de que el hombre llegue a ser grande.

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REFLEXIÓN

Nuestra voz se tiene que oír para anunciar y denunciar el pecado e indicar el camino a seguir.

 
Para Jesús la persona está antes que la Ley; y todavía son más importantes los enfermos, los hambrientos, los necesitados. Socorrer a la persona es lo prioritario, y para hacer el bien no hay ningún día sagrado, pues la caridad es lo más urgente ya que es el primer y principal mandamiento de la Ley de Dios. Hacer el bien no puede esperar.

Los cristianos vivimos en el mundo, pero no podemos vivir según los criterios del mundo. Nuestra presencia debiera ser también esa conciencia crítica de los abusos, atropellos, injusticias, vejaciones, olvidos…que diariamente se dan en la convivencia humana. Nuestra voz se tiene que oír para anunciar y denunciar el pecado e indicar el camino a seguir. Somos buenos creyentes cuando decimos la palabra oportuna frente al mal y cuando hacemos lo que tenemos que hacer; el miedo al qué dirán o pensarán, las habladurías y los chismes no pueden cerrarnos la boca ni paralizar nuestras manos para hacer el bien. La verdad y la caridad son las dos manos del cristiano.

Abrámosle el Corazón a Cristo si estamos en una situación de fragilidad o a punto de caer e invoquemos su nombre que Él ciertamente nos dará ese vigor, esa fuerza y sanará nuevamente nuestras vidas. Pero, a su vez, también seamos nosotros instrumentos de esa misericordia y también para con nuestros hermanos, seamos también esa mano tendida, ese gesto fraterno que les muestre el Amor de Dios, su misericordia y le haga retomar la esperanza en el camino de la vida.

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ORACIÓN

Señor Dios nuestro:
Haz que sepamos, como María,
rumiar y meditar en nuestro corazón
la palabra que Jesús nos ha proclamado hoy,
Que su mensaje guíe nuestras vidas
e ilumine todo lo que hagamos.
Y que el pan reconfortante de tu Hijo, la eucaristía,
nos dé la voluntad y el valor
para hacer del evangelio
el fundamento de nuestras vidas.
Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor.
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jueves, 14 de julio de 2016

Lectura del 14/07/2016: Jueves de la decimoquinta semana del tiempo ordinario



PRIMERA LECTURA
(Libro de Isaías 26,7-9.12.16-19.)

 

La senda del justo es recta, tú allanas el sendero del justo. Sí, en la senda trazada por tus juicios, esperamos en ti, Señor: tu Nombre y tu recuerdo son el deseo de nuestra alma.
Mi alma te desea por la noche, y mi espíritu te busca de madrugada, porque cuando tus juicios se ejercen sobre la tierra, los habitantes del mundo aprenden la justicia. Señor, tú nos aseguras la paz, porque eres tú el que realiza por nosotros todo lo que nosotros hacemos. En medio de la angustia, Señor. Acudimos a ti, clamamos en la opresión, cuando nos golpeaba tu castigo. Como la mujer embarazada, que está por dar a luz, se retuerce y da gritos de dolor, así éramos nosotros delante de ti, Señor. Hemos concebido, nos hemos retorcido, y no dimos a luz más que viento. ¡No hemos traído la salvación a la tierra, no le nacieron habitantes al mundo! Pero tus muertos revivirán, se levantarán sus cadáveres. ¡Despierten y griten de alegría los que yacen en el polvo! Porque tu rocío es un rocío de luz, y la tierra dará vida a las Sombras.

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SALMO
(Salmo 102(101),13-14ab.15.16-18.19-21.)

Tú, Señor, reinas para siempre,
y tu Nombre permanece eternamente.
Tú te levantarás, te compadecerás de Sión,
porque ya es hora de tenerle piedad,
tus servidores sienten amor por esas piedras
y se compadecen de esas ruinas.

Las naciones temerán tu Nombre, Señor,
y los reyes de la tierra se rendirán ante tu gloria:
cuando el Señor reedifique a Sión
y aparezca glorioso en medio de ella;
cuando acepte la oración del desvalido
y no desprecie su plegaria.

Quede esto escrito para el tiempo futuro
y un pueblo renovado alabe al Señor:
porque él se inclinó desde su alto Santuario
y miró a la tierra desde el cielo,
para escuchar el lamento de los cautivos
y librar a los condenados a muerte.

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EVANGELIO
(Mateo 11,28-30)

 
Jesús tomó la palabra y dijo: "Vengan a mí todos los que están afligidos y agobiados, y yo los aliviaré. Carguen sobre ustedes mi yugo y aprendan de mí, porque soy paciente y humilde de corazón, y así encontrarán alivio. Porque mi yugo es suave y mi carga liviana."

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COMENTARIO
(Doroteo de Gaza (c. 500 -?), monje en Palestina)

¡El que quiera encontrar el verdadero descanso para su alma que aprenda la humildad! Que pueda encontrar cómo en ella se encuentra todo gozo, toda gloria y todo el descanso, así como en el orgullo se encuentra todo lo contrario. En efecto ¿cómo hemos llegado a tantas tribulaciones? ¿Por qué hemos caído en tanta miseria? ¿Acaso no es a causa de nuestro orgullo? ¿A causa de nuestra locura? ¿No es por haber seguido nuestros malos propósitos y habernos atado a la amargura de nuestra voluntad? ¿Pero, por qué todo esto? ¿Es que el hombre no ha sido creado para la plenitud del bienestar, del gozo, del descanso y de la gloria? ¿No estaba en el paraíso? Se le prescribió: No hagas esto, y lo hizo. ¿Veis el orgullo, la arrogancia y la insumisión? «El hombre está loco, dice Dios al ver esta insolencia: no sabe ser feliz. Si no sabe atravesar días malos se perderá totalmente. Si no aprende qué es la aflicción, no sabrá lo que es el descanso». Entonces Dios le dio lo que merecía echándolo fuera del paraíso...

Sin embargo, la bondad de Dios, como os lo repito a menudo, no dejó abandonada a su criatura, sino que se volvió de nuevo hacia ella y la volvió a llamar: «Venid a mí, todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré». Es decir: Os encontráis cansados, os encontráis unos desgraciados, habéis experimentado el mal de vuestra desobediencia. Vamos, convertíos por fin; vamos, reconoced vuestra impotencia y vuestra vergüenza, para poder regresar a vuestro descanso y vuestra gloria. Vamos, vivid por la humildad, vosotros que estabais muertos por orgullo. «Aprended de mí que soy manso y humilde de corazón y encontraréis descanso para vuestras almas.»

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REFLEXIÓN

“Cargad con mi yugo y aprended de mi”
 
Jesús está atento a las personas y sus necesidades. Jesús dijo: “Venid a mi todos los que estáis cansados y agobiados y yo os aliviaré”. Jesús siempre dispuesto a brindar ayuda; siempre disponible para servir y darse. Jesús dispuesto a ejercer el ministerio de la consolación, a ofrecer misericordia, a hacer de buen samaritano. En muchas ocasiones habla Mateo de que la gente acudía en masa a Jesús, que le buscaban e incluso que eran tantos que no le dejaban descansar. Cuantas personas cansadas o agobiadas por los problemas de la vida: personas sin esperanza y sin ánimo para seguir viviendo, personas necesitadas de amor y consuelo, de orientación, de ser escuchadas, a quienes tender una mano…

Dios nos consuela para que nosotros repartamos ese consuelo con los demás. Las gracias o dones que recibimos de Dios son para compartirlos con los demás; el amor siempre busca darse y comunicarse; reservarse los dones de Dios para uno mismo, es egoísmo y éste procede del diablo (San Pablo). Hoy Jesús sigue ejerciendo el ministerio de su Redención, su Consolación y la Misericordia a través de tus manos y la mías, tus pies y los míos, tu boca y la mía, tu corazón y el mío…; somos “los sacerdotes” de Jesús que, a través de nosotros, se acerca a los cansados y agobiados de hoy, que no están lejos de nosotros, al contrario bien cerca: en tu casa, en tu trabajo, en el autobús, en el metro, en la calle, en la plaza… El discípulo de Jesús le imita y no escatima tiempo y ocasión para llevar a los demás las bendiciones y los dones que continuamente recibe de Dios.

“Cargad con mi yugo y aprended de mi”: el amor al hermano es el yugo de Jesús. De ahí la invitación a vivirlo todos los días con todos y especialmente con los más pobres y necesitados. Amar no es fácil, y amar siempre menos todavía. Pero Jesús dice que es un yugo llevadero, porque el amor tiene también su recompensa y satisfacción; amar como nos ama Jesús, es lo único que nos llena de alegría, paz y tranquilidad; sólo el amor hace que cuanto más des, más tengas.

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ORACIÓN

Oh Dios Padre nuestro:
Tú nos muestras en tu Hijo Jesús y en los santos
lo lejos a que puede llegar el amor.
Por la fuerza de la eucaristía,
y motivados por el ejemplo de San Camilo,
ayúdanos a no poner límites ni condiciones
a nuestro afecto y generosidad
y ayúdanos también a arriesgarnos, con Jesús,
a entregarnos generosamente
en las manos de nuestros hermanos.
Que los abusos de confianza no nos desalienten,
que la indiferencia de los otros
no nos provoque rechazo en nosotros,
ya que tú nos has amado hasta el fin
en Cristo Jesús, nuestro Señor.
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miércoles, 13 de julio de 2016

Lectura del 13/07/2016: Miércoles de la decimoquinta semana del tiempo ordinario



PRIMERA LECTURA
(Libro de Isaías 10,5-7.13-16.)

 
Así habla el Señor: "¡Ay de Asiria! Él es el bastón de mi ira y la vara de mi furor está en su mano. Yo lo envío contra una nación impía, lo mando contra un pueblo que provocó mi furor. Para saquear los despojos y arrebatar el botín, y pisotearlo como al barro de las calles. Pero él no lo entiende así, no es eso lo que se propone: él no piensa más que en destruir y en barrer una nación tras otra." Porque él ha dicho: "Yo he obrado con la fuerza de mi mano, y con mi sabiduría, porque soy inteligente. He desplazado las fronteras de los pueblos y he saqueado sus reservas: como un héroe, he derribado a los que se sientan en tronos. Mi mano tomó como un nido las riquezas de los pueblos; como se juntan huevos abandonados, así he depredado toda la tierra, y no hubo nadie que batiera las alas o abriera el pico para piar". ¿Se gloría el hacha contra el leñador? ¿Se envanece la sierra contra el que la maneja? ¡Como si el bastón manejara al que lo empuña y el palo levantar al que no es un leño! Por eso el Señor de los ejércitos hará que la enfermedad consuma su vigor y dentro de su carne hará arder una fiebre, como el ardor del fuego.

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SALMO
(Salmo 94(93),5-6.7-8.9-10.14-15.)

Los malvados pisotean a tu pueblo, Señor,
y oprimen a tu herencia;
matan a la viuda y al extranjero,
asesinan a los huérfanos.

Y exclaman: "El Señor no lo ve,
no se da cuenta el Dios de Jacob".
¡Entiendan, los más necios del pueblo!
y ustedes, insensatos, ¿cuándo recapacitarán?

El que hizo el oído, ¿no va a escuchar?
El que formó los ojos, ¿será incapaz de ver?
¿Dejará de castigar el que educa a las naciones
y da a los hombres el conocimiento?

Porque el Señor no abandona a su pueblo
ni deja desamparada a su herencia:
la justicia volverá a los tribunales
y los rectos de corazón la seguirán.

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EVANGELIO
(Mateo 11,25-27)

 
Jesús dijo: "Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, por haber ocultado estas cosas a los sabios y a los prudentes y haberlas revelado a los pequeños. Sí, Padre, porque así lo has querido. Todo me ha sido dado por mi Padre, y nadie conoce al Hijo sino el Padre, así como nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar."

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COMENTARIO
(Beata Isabel de la Trinidad (1880-1906), carmelita descalza)

Por un decreto de Aquel que obra todas las cosas según el designio de su voluntad, hemos sido predestinados para ser "alabanza de su gloria" (Ef 1,6.12.14). Es san Pablo quien habla así, él, que fue instruido por el mismo Dios. ¿Cómo realizar este gran sueño del corazón de nuestro Dios, ese querer inmutable sobre nuestras almas? En una palabra ¿cómo responder a nuestra vocación y llegar a ser perfectas "alabanzas de gloria" de la Santísima Trinidad?

En el cielo cada alma es una alabanza de gloria al Padre, al Verbo, al Espíritu Santo, porque cada alma está permanentemente fija en el puro amor y ya no vive más de su propia vida, sino de la vida de Dios. Entonces conoce, dice san Pablo, "como es conocida por Él" (1C 13,12); en otras palabras, su entendimiento es el mismo entendimiento de Dios, su voluntad es la voluntad de Dios, su amor es el mismo amor de Dios. En realidad es el Espíritu de amor y de fuerza quien transforma al alma, porque habiéndosele dado a ésta para suplir lo que le falta, como también dice san Pablo, obra en ella esta gloriosa transformación (cf Rm 8,26)…

Una alabanza de gloria es un alma que permanece en Dios, que le ama con un amor puro y desinteresado, sin buscarse a sí misma en la dulzura de este amor; es una alma que le ama por encima de todo sus dones y aunque no hubiera recibido nada de él… Una alabanza de gloria es un ser en continua acción de gracias. Cada uno de sus actos, de sus movimientos, cada uno de sus pensamientos, de sus aspiraciones, al mismo tiempo que se enraízan cada vez más profundamente en el amor, son como un eco del Sanctus eterno.

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REFLEXIÓN

“Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra…”

 
Jesús se siente feliz al ver a todos nosotros ser feliz haciendo y viviendo de su palabra. La salvación no depende de una mayor o menor pericia en la interpretación de la Biblia, sino de la capacidad de acoger a Dios y de la disponibilidad para aceptar su llamada. Los sencillos y humildes tienen una capacidad especial para entender a Dios, porque no ponen su corazón en el dinero, el poder y el placer. Los arrogantes <los sabios y entendidos, cuyo corazón está en las cosas de este mundo> están menos capacitados para entender el mensaje de Dios, no porque Él no quiera, sino porque ponen su conocimiento por encima de lo que les quiere decir.

San Pablo escribía: “mirad cuántos sabios y entendidos hay en vuestra asamblea… Dios ha elegido lo bajo y necio para confundir a los sabios y poderosos de este mundo”. Esta es la ley del Evangelio de ayer, hoy y siempre. Los pobres con espíritu son quienes dejan huellas profundas en la historia de la humanidad: los mártires de todos los tiempos del cristianismo, los santos y la multitud anónima de personas buenas de toda raza, nación y lengua que todos conocemos. La fe penetró en sus vidas y las trasformó y por eso su recuerdo pervive de generación en generación.

Dios es difícil de alcanzar, nadie lo ha visto nunca. Por eso nos envió a su Hijo, quien sí le conoce, para que Él nos dé a conocer al Padre. Para conocer al Padre tememos que reconocer nuestra incapacidad de conocerlo por nosotros mismos. Jesús nos ofrece la oportunidad de conocerle a Él a través de su Palabra, y a través de Él al Padre. Parece un trabalenguas, pero el mensaje es sencillo, como aquellos a quienes va dirigido: Él es el “Camino” que nos conduce al Padre; y quien le conoce a Él conoce al Padre (Jn 14,6-7).

Padre, Señor de cielo, en este día te pido que me des la humildad y sencillez de espíritu para reconocer mi incapacidad para conocerte por mí mismo, y para ver el rostro de tu Hijo en todos mis hermanos, especialmente los que más necesitan de tu piedad y misericordia y, a través de Él y de su Palabra, llegar algún día a conocerte.

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ORACIÓN

Padre nuestro, Señor de cielo y tierra: Te damos gracias, en la pobreza de nuestros corazones, porque nos has permitido participar y comer a la mesa de Jesús a pesar de nuestra poca fe y de nuestro tibio amor. Sigue aceptándonos tal como somos, ayúdanos a ser y a actuar mejor; y a servir de todo corazón a nuestros hermanos y hermanas que viven en necesidad. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.

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martes, 12 de julio de 2016

Lectura del 12/07/2016: Martes de la decimoquinta semana del tiempo ordinario



PRIMERA LECTURA
(Libro de Isaías 7,1-9.)

 
En tiempos de Ajaz, hijo de Jotám, hijo de Ozías, rey de Judá, Resín, rey de Arám, y Pécaj, hijo de Remalías, rey de Israel, subieron contra Jerusalén para atacarla, pero no la pudieron expugnar. Cuando se informó a la casa de David: "Arám está acampado en Efraím", se estremeció su corazón y el corazón de su pueblo, como se estremecen por el viento los árboles del bosque. El Señor dijo a Isaías: "Ve al encuentro de Ajaz, tú y tu hijo Sear Iasub, al extremo del canal del estanque superior, sobre la senda del campo del Tintorero. Tú le dirás: Manténte alerta y no pierdas la calma; no temas, y que tu corazón no se intimide ante esos dos cabos de tizones humeantes, ante el furor de Resín de Arám y del hijo de Remalías. Porque Arám, Efraím y el hijo de Remalías se han confabulado contra ti, diciendo: "Subamos contra Judá, hagamos cundir el pánico, sometámosla y pongamos allí como rey al hijo de Tabel". Pero así habla el Señor: Eso no se realizará, eso no sucederá. Porque la cabeza de Arám es Damasco, y la cabeza de Damasco Resín; la cabeza de Efraím es Samaría, y la cabeza de Samaría, el hijo de Remalías. Dentro de sesenta y cinco años, Efraím será destrozado, y no será más un pueblo-.
Si ustedes no creen, no subsistirán".

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SALMO
(Salmo 48(47),2-3a.3b-4.5-6.7-8.)

El Señor es grande y digno de alabanza,
en la Ciudad de nuestro Dios.
Su santa Montaña, la altura más hermosa,
es la alegría de toda la tierra.

El Señor se manifestó como un baluarte
en medio de sus palacios.
Porque los reyes se aliaron
y avanzaron unidos contra ella;

pero apenas la vieron quedaron pasmados
y huyeron despavoridos.
Allí se apoderó de ellos el terror
y dolores como los del parto,

como cuando el viento del desierto
destroza las naves de Tarsis.

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EVANGELIO
(Mateo 11,20-24)

 

Jesús comenzó a recriminar a aquellas ciudades donde había realizado más milagros, porque no se habían convertido. "¡Ay de ti, Corozaín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si los milagros realizados entre ustedes se hubieran hecho en Tiro y en Sidón, hace tiempo que se habrían convertido, poniéndose cilicio y cubriéndose con ceniza. Yo les aseguro que, en el día del Juicio, Tiro y Sidón serán tratadas menos rigurosamente que ustedes. Y tú, Cafarnaún, ¿acaso crees que serás elevada hasta el cielo? No, serás precipitada hasta el infierno. Porque si los milagros realizados en ti se hubieran hecho en Sodoma, esa ciudad aún existiría. Yo les aseguro que, en el día del Juicio, la tierra de Sodoma será tratada menos rigurosamente que tú".

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COMENTARIO
(San Jerónimo (347-420), sacerdote, traductor de la Biblia, doctor de la Iglesia)

«Convertíos a mí de todo corazón», y que vuestra penitencia interior se manifieste por «medio del ayuno, del llanto y de las lágrimas» (Jl 2,12). Así ayunando ahora, seréis luego saciados; llorando ahora, podréis luego reír; lamentándoos ahora, seréis luego consolados (cf Lc 6,21; Mt 5,5)... Así os digo que «no rasguéis vuestras vestiduras, sino vuestros corazones» (Jl 2,13) repletos de pecado; pues el corazón, a la manera de los odres, no se rompe nunca, sino que debe ser rasgado por la voluntad.

Cuando, pues, hayáis rasgado de esta manera vuestro corazón, volved al Señor, vuestro Dios, de quien os habías apartado por vuestros antiguos pecados, y no dudéis del perdón, pues por grandes que sean vuestras culpas, la magnitud de su misericordia perdonará, sin duda, la verdad de vuestros muchos pecados.. Pues el Señor es compasivo y misericordioso, él no se complace en la muerte del pecador (Ez 33, 11). «Paciente y rico en misericordia» (Jl 2, 13), él no es impaciente como el hombre, sino que espera sin prisas nuestra conversión.

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REFLEXIÓN

Si algo está en “juego” es nuestra salvación, la Vida eterna.

 
Ser cristiano es una gracia, un don, pero tiene que fructificar. Jesús dice: “lo que habéis recibido gratis, dadlo gratis”. Ser cristiano es una responsabilidad y un compromiso que dura toda la vida. Y toda la vida debemos dar los frutos que Dios espera de cada uno de nosotros. Y al final de nuestra vida nos preguntarán si hemos sido responsables obrando conforme a los dones y gracias recibidos. Al final ni privilegios, ni honores, ni condecoraciones, sino obras. Y ¡cuidado!, no compararse con nadie, puesto que Dios reparte sus dones como quiere y a quien quiere.

Vivir así nos pide una conversión permanente, una actitud de escucha y respuesta en cada situación y circunstancia de nuestra vida, un estar atentos a los signos de los tiempos. Nunca podemos decir ¡ya es suficiente!, ¡ya hago bastante!, ¡ya soy bueno! Jesús invitaba a la gente diciendo “sígueme”, “ven conmigo” es decir, camina tras mis pasos. Recorrer un camino lleva consigo incertidumbre, riesgo, sorpresas, tropiezos, caídas, nubarrones, tormentas, cansancio… Caminar es renunciar a la comodidad, la rutina, el egoísmo, el cansancio…; y siempre con los ojos puestos en la meta.

Para ser ciudadanos del Reino, y acreedores a la Vida eterna tenemos que imitar a Jesús, que no es otra cosa que vivir la Ley del Amor, que Él mismo resume en dos mandamientos: “Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente”, y “Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Mt 22, 37.39). Y el cumplimiento del primero se logra en el cumplimiento del segundo: “En verdad os digo que cuanto hicisteis a unos de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis”. (Mt 25, 31-46).

Se lee fácil, pero, Señor, ¡qué difícil se nos hace seguirte! ¡pero no imposible!

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ORACIÓN

Señor Dios nuestro: Nosotros merecemos ciertamente las duras palabras que Jesús nos dirigió hoy para impulsarnos en el camino de conversión. Danos la gracia de aceptar esas palabras, motivadas sin duda por su profunda preocupación por aquellos que él ama. Concédenos una actitud abierta que nos permita percatarnos de cómo tú cuidas de nosotros y cómo estás cerca de nosotros en la vida de cada día. Ayúdanos a responder propiamente a tu cuidado cariñoso, por medio de Jesucristo nuestro Señor.

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lunes, 11 de julio de 2016

Lectura del 11/07/2016: Lunes de la decimoquinta semana del tiempo ordinario



PRIMERA LECTURA
(Libro de Isaías 1,10-17.)

 
¡Escuchen la palabra del Señor, jefes de Sodoma! ¡Presten atención a la instrucción de nuestro Dios, pueblo de Gomorra! ¿Qué me importa la multitud de sus sacrificios? -dice el Señor-. Estoy harto de holocaustos de carneros y de la grasa de animales cebados; no quiero más sangre de toros, corderos y chivos. Cuando ustedes vienen a ver mi rostro, ¿quién les ha pedido que pisen mis atrios? No me sigan trayendo vanas ofrendas; el incienso es para mí una abominación. Luna nueva, sábado, convocación a la asamblea... ¡no puedo aguantar la falsedad y la fiesta! Sus lunas nuevas y solemnidades las detesto con toda mi alma; se han vuelto para mí una carga que estoy cansado de soportar. Cuando extienden sus manos, yo cierro los ojos; por más que multipliquen las plegarias, yo no escucho: ¡las manos de ustedes están llenas de sangre! ¡Lávense, purifíquense, aparten de mi vista la maldad de sus acciones! ¡Cesen de hacer el mal, aprendan a hacer el bien! ¡Busquen el derecho, socorran al oprimido, hagan justicia al huérfano, defiendan a la viuda!

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SALMO
(Salmo 50(49),8-9.16bc-17.21.23.)

No te acuso por tus sacrificios:
¡tus holocaustos están siempre en mi presencia!
Pero yo no necesito los novillos de tu casa
ni los cabritos de tus corrales.

"¿Cómo te atreves a pregonar mis mandamientos
y a mencionar mi alianza con tu boca,
tú, que aborreces toda enseñanza
y te despreocupas de mis palabras?

Haces esto, ¿y yo me voy a callar?
¿Piensas acaso que soy como tú?
Te acusaré y te argüiré cara a cara.
El que ofrece sacrificios de alabanza,
me honra de verdad;
y al que va por el buen camino,
le haré gustar la salvación de Dios."

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EVANGELIO
(Mateo 10,34-42.11,1)

 
Jesús dijo a sus apóstoles: "No piensen que he venido a traer la paz sobre la tierra. No vine a traer la paz, sino la espada. Porque he venido a enfrentar al hijo con su padre, a la hija con su madre y a la nuera con su suegra; y así, el hombre tendrá como enemigos a los de su propia casa. El que ama a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí; y el que ama a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mí. El que no toma su cruz y me sigue, no es digno de mí. El que encuentre su vida, la perderá; y el que pierda su vida por mí, la encontrará. El que los recibe a ustedes, me recibe a mí; y el que me recibe, recibe a aquel que me envió. El que recibe a un profeta por ser profeta, tendrá la recompensa de un profeta; y el que recibe a un justo por ser justo, tendrá la recompensa de un justo. Les aseguro que cualquiera que dé de beber, aunque sólo sea un vaso de agua fresca, a uno de estos pequeños por ser mi discípulo, no quedará sin recompensa". Cuando Jesús terminó de dar estas instrucciones a sus doce discípulos, partió de allí, para enseñar y predicar en las ciudades de la región.

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COMENTARIO
(San Agustín (354-430), obispo de Hipona (África del Norte), doctor de la Iglesia)

El Señor dirige estas palabras a los que están ardiendo de amor, o mejor dicho, a los que él quiere encender en este amor. Nuestro Señor no ha destruido sino que ha ordenado el amor debido a los padres, a la esposa, a los hijos. No ha dicho: "El que los ama..." sino "el que los ama más que a mí"... Ama a tu padre, pero ama más al Señor. Ama a los que te han engendrado, pero ama todavía más a aquel que te ha creado. Tus padres te han dado la vida, pero no te han creado, porque no sabían, al engendrarte, quien serías o qué llegarías a ser. Tus padres te han alimentado, pero no son el origen del pan que sacia tu hambre. En fin, tu padre tiene que morir para que tú puedas heredar sus bienes, pero tú participarás en la herencia de Dios viviendo con él por toda la eternidad.

Ama, pues, a tu padre, pero no más que a Dios, ama a tu madre, pero no más que a la Iglesia que te ha engendrado para la vida eterna. .. En efecto, si debemos gratitud a los que te han engendrado a una vida mortal ¿qué amor no deberás a los que te han engendrado para la vida eterna? Ama a tu esposa, ama a tus hijos según Dios, para llevarlos a servir a Dios contigo, y unidos a él, no temeréis la separación. Tu amor a tu familia sería muy imperfecto si no condujeras a sus miembros a Dios...

Toma la cruz y sigue al Señor. Tu Salvador en persona, Dios en la carne, revestido de carne, también mostró sus sentimientos humanos cuando dice: "Padre mío, si es posible que pase de mí esta copa de amargura" (Mt 26,39)... La naturaleza de siervo con que se ha revestido el Señor, se expresa en la voz del hombre, la voz de la carne. Ha tomado tu voz para expresar tu debilidad y para darte fuerzas... y mostrar cuál es la voluntad que hay que preferir.

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REFLEXIÓN

“Hay más alegría en dar que en recibir”

 
No es fácil para nosotros los seres humanos dar sin esperar; hacer las cosas gratuitamente y desinteresadamente. Más bien parece que todos buscamos compensaciones; ello nos da seguridad y tranquilidad. Nos resistimos a dar sin recibir, porque nos parece que vamos a quedarnos en el aire y sin dónde agarrarnos. Los seres humanos somos tremendamente calculadores y precavidos. De ahí que si alguien se aprovecha de nosotros, se nos hace muy cuesta arriba volver a confiar.

Jesús nos está diciendo que no puede haber nada que obstaculice el seguimiento, tenemos que estar dispuestos a renunciar a todo, aún a aquellas personas o cosas que son más importantes en nuestras vidas con tal de seguirlo. Muchos no estamos dispuestos a abandonar el confort y la “seguridad” que nos brindan las personas, los placeres, las cosas terrenales, para aceptar la invitación a coger nuestra propia cruz y seguirle, confiando tan solo en la promesa de que Él no nos abandonará.

Jesús no quiere que dejemos de amar a nuestros seres queridos. Nuestro Señor no ha destruido sino que ha ordenado el amor debido a los padres, a la esposa, a los hijos. No ha dicho: "El que los ama..." sino "el que los ama más que a mí"... Ama a tu padre, pero ama más al Señor. Ama a los que te han engendrado, pero ama todavía más a aquel que te ha creado. Tus padres te han dado la vida, pero no te han creado, porque no sabían, al engendrarte, quien serías o qué llegarías a ser. Tus padres te han alimentado, pero no son el origen del pan que sacia tu hambre. En fin, tu padre tiene que morir para que tú puedas heredar sus bienes, pero tú participarás en la herencia de Dios viviendo con él por toda la eternidad.

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ORACIÓN

Señor Dios nuestro:
Por el poder y fuerza de la eucaristía
ayúdanos a comprender y a practicar plenamente
lo que significa ser discípulo de Jesús.
Que sepamos encontrar en él calma y serenidad
y aprender a llevar la paz a otros,
la paz hecha de amor y bondad,
de perdón y de misericordia.
Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor

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domingo, 10 de julio de 2016

Lecturas del 10/07/2016: Decimoquinto domingo del tiempo ordinario



PRIMERA LECTURA
(Deuteronomio 30,10-14.)

 
Todo esto te sucederá porque habrás escuchado la voz del Señor, tu Dios, y observado sus mandamientos y sus leyes, que están escritas en este libro de la Ley, después de haberte convertido al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma. Este mandamiento que hoy te prescribo no es superior a tus fuerzas ni está fuera de tu alcance. No está en el cielo, para que digas: "¿Quién subirá por nosotros al cielo y lo traerá hasta aquí, de manera que podamos escucharlo y ponerlo en práctica?". Ni tampoco está más allá del mar, para que digas: "¿Quién cruzará por nosotros a la otra orilla y lo traerá hasta aquí, de manera que podamos escucharlo y ponerlo en práctica?" No, la palabra está muy cerca de ti, en tu boca y en tu corazón, para que la practiques.

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SALMO
(Salmo 69(68),14.17.30-31.33-34.36.37.)

Pero a ti, oh Dios, sube mi oración, sea ése el día de tu favor.
Según tu gran bondad, oh Dios, respóndeme, sálvame tú que eres fiel.
Respóndeme, Señor, pues tu amor es bondad,
vuélvete hacia mí por tu gran misericordia.

Yo soy un pobre desdichado, Dios mío,
que tu ayuda me proteja:
Así alabaré con cantos el nombre de Dios,
y proclamaré su grandeza dando gracias;

que lo vean los humildes y se alegren,
que vivan los que buscan al Señor:
porque el Señor escucha a los pobres
y no desprecia a sus cautivos.

Porque el Señor salvará a Sión
y volverá a edificar las ciudades de Judá:
el linaje de sus servidores la tendrá como herencia,
y los que aman su nombre morarán en ella.

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SEGUNDA LECTURA
(Carta de San Pablo a los Colosenses 1,15-20.)

Él es la Imagen del Dios invisible, el Primogénito de toda la creación, porque en él fueron creadas todas las cosas, tanto en el cielo como en la tierra los seres visibles y los invisibles, Tronos, Dominaciones, Principados y Potestades: todo fue creado por medio de él y para él. El existe antes que todas las cosas y todo subsiste en él. Él es también la Cabeza del Cuerpo, es decir, de la Iglesia. Él es el Principio, el Primero que resucitó de entre los muertos, a fin de que él tuviera la primacía en todo, porque Dios quiso que en él residiera toda la Plenitud. Por él quiso reconciliar consigo todo lo que existe en la tierra y en el cielo, restableciendo la paz por la sangre de su cruz.

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EVANGELIO
(Lucas 10,25-37)

 
Un doctor de la Ley se levantó y le preguntó para ponerlo a prueba: "Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la Vida eterna?". Jesús le preguntó a su vez: "¿Qué está escrito en la Ley? ¿Qué lees en ella?". Él le respondió: "Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con todo tu espíritu, y a tu prójimo como a ti mismo". "Has respondido exactamente, le dijo Jesús; obra así y alcanzarás la vida". Pero el doctor de la Ley, para justificar su intervención, le hizo esta pregunta: "¿Y quién es mi prójimo?". Jesús volvió a tomar la palabra y le respondió: "Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó y cayó en manos de unos ladrones, que lo despojaron de todo, lo hirieron y se fueron, dejándolo medio muerto. Casualmente bajaba por el mismo camino un sacerdote: lo vio y siguió de largo. También pasó por allí un levita: lo vio y siguió su camino. Pero un samaritano que viajaba por allí, al pasar junto a él, lo vio y se conmovió. Entonces se acercó y vendó sus heridas, cubriéndolas con aceite y vino; después lo puso sobre su propia montura, lo condujo a un albergue y se encargó de cuidarlo. Al día siguiente, sacó dos denarios y se los dio al dueño del albergue, diciéndole: 'Cuídalo, y lo que gastes de más, te lo pagaré al volver'. ¿Cuál de los tres te parece que se portó como prójimo del hombre asaltado por los ladrones?". "El que tuvo compasión de él", le respondió el doctor. Y Jesús le dijo: "Ve, y procede tú de la misma manera".

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COMENTARIO
(San Severo de Antioquia (c. 465-538), obispo)

Al fin pasó un samaritano… Cristo se da adrede el nombre de samaritano…, él, de quien se había dicho, para ultrajarle: "Eres un samaritano y estás poseído de un demonio" (Jn 8,48)… El samaritano viajero, que era Cristo –porque verdaderamente viajaba - vio a la humanidad que yacía en tierra. Y no hizo caso omiso, porque el fin de su viaje era "visitarnos" (Lc 1,68.78) a nosotros por quienes bajó a la tierra y se alojó en ella. Porque no solamente "apareció, sino que conversó con los hombres" en verdad (Ba 3,38)…

Sobre nuestras llagas derramó vino, el vino de la Palabra, y como la gravedad de las heridas no soportaba toda su fuerza, lo mezcló con el aceite de su dulzura y su "amor por los hombres" (Tt 3,4)… Seguidamente condujo al hombre al hostal. Da a la Iglesia este nombre de hostal, por llegar a ser el lugar donde habitan y se refugian todos los pueblos… Y, una vez llegados al hostal, el buen samaritano mostró al que había salvado una solicitud todavía mayor: Cristo mismo estaba en la Iglesia, concediendo toda gracia… Y al jefe del hostal, símbolo de los apóstoles, y pastores y doctores que le han sucedido, les da al marchar, es decir, al subir al cielo, dos monedas de plata para que tengan gran cuidado del enfermo. Podemos entender que estas dos monedas son los dos Testamentos, el Antiguo y el Nuevo, el de la Ley y los profetas, y el que nos ha sido dado con los evangelios y los escritos de los apóstoles. Los dos son del mismo Dios y llevan en sí la única imagen del único Dios de lo alto, igual que las monedas de plata llevan la imagen del rey, e imprimen en nuestros corazones, por medio de sus santas palabras, la misma imagen del rey, puesto que es uno sólo y el mismo Espíritu el que las ha pronunciado… Son las dos monedas de un solo rey, dadas por Cristo al mismo tiempo y con el mismo título al jefe del hostal…

En el último día, los pastores de las santas iglesias dirán al Amo del hostal, a su regreso: "Señor, me diste dos monedas de plata, he aquí que, empleándolas, he ganado otras dos" con las que he engrandecido el rebaño. Y el Señor responderá: "Muy bien. Eres un empleado fiel y cumplidor; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante. Pasa al banquete de tu Señor" (Mt 25, 21).

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REFLEXIÓN

No, la palabra está muy cerca de ti, en tu boca y en tu corazón, “para que la practiques”

 
La enseñanza más importante que nos da la palabra de Dios, no está en la historia de esta escritura, está en la vida del día a día, no es tanto el acto de violencia cometido contra un ser humano inocente, sino la falta de compasión y solidaridad por el sufrimiento del otro. Y eso es lo que nos debe preocupar y ayudar a actuar.

Jesús en esta parábola nos da un mensaje para que nos sintamos involucrados, no solo el que pregunta, sino los que lo escuchan. La palabra prójimo significa alguien que está próximo, cercano, papa, mama, hijos, hermanos, esposa(o), un amigo, alguien del grupo. Jesús cambia la connotación: prójimo es una persona, no importa quién sea él o ella, aún alguien a quien no conocemos, pero que está en necesidad y requiere nuestra ayuda. Si queremos resumir la preocupación y el cuidado de una persona por otra, solo decimos que es un Buen Samaritano. Así Jesús es el mejor Samaritano de todos. En pocas palabras Jesús nos dice que Dios quiere que nos preocupemos por los demás.

Nuestro prójimo, está en cada uno de nuestros hermanos (persona que no soy YO), está la persona de Cristo; pero somos tan tercos y ciegos que no lo vemos. “Les aseguro que cada vez que no lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, tampoco lo hicieron conmigo” (Mt 25,45). ¡Cuántas veces actuamos como el sacerdote o el levita de la parábola!
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ORACIÓN

Dios y Señor nuestro:
Cuando, exhaustos y hambrientos,
yacíamos a la orilla del camino,
tú nos enviaste a Jesús, tu Hijo.
Te damos gracias por haberle enviado
a decirnos sus bondadosas palabras de ánimo y aliento
y a sanar con su cuerpo y su sangre
nuestras heridas causadas por el pecado.
Que él nos dé aquí y ahora el amor que nos acerca solidariamente
a todas las miserias
de nuestros hermanos que sufren.
Te lo pedimos por Jesucristo, nuestro Señor.

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sábado, 9 de julio de 2016

Lectura del 09/07/2016: Sábado de la decimocuarta semana del tiempo ordinario



PRIMERA LECTURA
(Libro de Isaías 6,1-8.)

 
El año de la muerte del rey Ozías, yo vi al Señor sentado en un trono elevado y excelso, y las orlas de su manto llenaban el Templo. Unos serafines estaban de pie por encima de él. Cada uno tenía seis alas: con dos se cubrían el rostro, y con dos se cubrían los pies, y con dos volaban. Y uno gritaba hacia el otro: "¡Santo, santo, santo es el Señor de los ejércitos! Toda la tierra está llena de su gloria". Los fundamentos de los umbrales temblaron al clamor de su voz, y la Casa se llenó de humo. Yo dije: "¡Ay de mí, estoy perdido! Porque soy un hombre de labios impuros, y habito en medio de un pueblo de labios impuros; ¡y mis ojos han visto al Rey, el Señor de los ejércitos!". Uno de los serafines voló hacia mí, llevando en su mano una brasa que había tomado con unas tenazas de encima del altar. El le hizo tocar mi boca, y dijo: "Mira: esto ha tocado tus labios; tu culpa ha sido borrada y tu pecado ha sido expiado". Yo oí la voz del Señor que decía: "¿A quién enviaré y quién irá por nosotros?". Yo respondí: "¡Aquí estoy: envíame!".

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SALMO
(Salmo 93(92),1ab.1c-2.5.)

¡Reina el Señor, revestido de majestad!
El Señor se ha revestido,
se ha ceñido de poder.
Tu trono está firme desde siempre,

tú existes desde la eternidad.
Tus testimonios, Señor, son dignos de fe,
la santidad embellece tu Casa
a lo largo de los tiempos.

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EVANGELIO
(Mateo 10,24-33)

 
Jesús dijo a sus apóstoles: "El discípulo no es más que el maestro ni el servidor más que su dueño. Al discípulo le basta ser como su maestro y al servidor como su dueño. Si al dueño de casa lo llamaron Belzebul, ¡cuánto más a los de su casa! No les teman. No hay nada oculto que no deba ser revelado, y nada secreto que no deba ser conocido. Lo que yo les digo en la oscuridad, repítanlo en pleno día; y lo que escuchen al oído, proclámenlo desde lo alto de las casas. No teman a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma. Teman más bien a aquel que puede arrojar el alma y el cuerpo a la Gehena. ¿Acaso no se vende un par de pájaros por unas monedas? Sin embargo, ni uno solo de ellos cae en tierra, sin el consentimiento del Padre que está en el cielo. Ustedes tienen contados todos sus cabellos. No teman entonces, porque valen más que muchos pájaros. Al que me reconozca abiertamente ante los hombres, yo lo reconoceré ante mi Padre que está en el cielo. Pero yo renegaré ante mi Padre que está en el cielo de aquel que reniegue de mí ante los hombres."

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COMENTARIO
(San Juan Crisóstomo (c. 345-407), presbítero en Antioquía, después obispo de Constantinopla, doctor de la Iglesia)

Crecen las corrientes de agua y las tempestades retumban, pero nosotros no tememos de ser engullidos por ellas. Estamos firmemente fundamentados en la roca. Que el mar se embravezca, no quebrará la roca; que las corrientes salgan de su lecho, no pueden tragar la barca de Jesús. ¿Qué temeremos, decidme? ¿La muerte? "Mi vida es Cristo y morir me sería una ganancia." (Flp 1,21) ¿El exilio? "Del Señor es la tierra y cuanto la habita" (Sal 23,1). ¿La confiscación de los bienes? "Nada hemos traído al mundo y nada podremos llevarnos de él." (cf 1Tim 6,7) Me río de todo lo que puede infundir miedo en esto mundo. Sus bienes me causan risa. No temo la pobreza, no deseo la riqueza. No tengo miedo a la muerte...

El Señor me ha dado unas prendas. Entonces, ¿es por mis propias fuerzas que me fío de él?" Tengo en mis manos su escrito: este es mi punto de apoyo, aquí radica mi seguridad, este es mi puerto de salvación. Aunque el universo entero se ponga a temblar, yo tengo este escrito, lo releo, es la muralla de mi amparo, es mi garantía. ¿Qué me indica? "Yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo." (Mt 28,20) Si Cristo está conmigo ¿qué temeré? Que se acerquen las oleadas del mar y la cólera de los poderosos: todo esto no pesa más que una tela de araña.

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REFLEXIÓN

Yo respondí: "¡Aquí estoy: envíame!"

 
El Señor no escoge a los capacitados, sino que capacita a los que escoge. Purificó los labios de Isaías con un carbón encendido, perdonando sus pecados de manera que pudiera proclamar su Palabra. Él nunca se impone “Mira que estoy a la puerta y llamo: si uno escucha mi voz y me abre, entraré en su casa…” (Ap 3,20). Dios siempre es el mismo y Hoy no es Diferente: “¿A quién mandaré? ¿Quién irá por mí?” Ayer la respuesta de Isaías a ese llamado no se hizo esperar: “Aquí estoy, mándame”. Dios nos está llamando a todos, tiene una misión para cada uno de nosotros y, al igual que a Isaías nos pregunta: “¿A quién mandaré? ¿Quién irá por mí?” Y tú, ¿estás en disposición de decir: “Aquí estoy, envíame”, con todo lo que ello implica?, pidámosle al Señor que nos permita escuchar su voz, y nos dé la valentía de aceptar su llamado con la certeza de que si Él nos ha escogido, nos capacitará y nos respaldará.

“Lo que os digo de noche decidlo en pleno día, y lo que escuchéis al oído, pregonadlo desde la azotea”. Somos muchos los que preferimos ignorar el llamado de Jesús, porque a pesar de que nos impresiona la oferta de Vida eterna que nos hace, no estamos de acuerdo con la “letra chica”; que ese “Yo cómodo, que no me deja perdonarme, ni puedo perdonar” y el precio es demasiado alto, es dejar la comodidad, el placer, en este mundo y ponernos de parte del mundo en lugar de ponernos de parte de Jesús. Es ahí que resuenan las palabras de Jesús: “Si uno se pone de mi parte ante los hombres, yo también me pondré de su parte ante mi Padre del cielo. Y si uno me niega ante los hombres, yo también lo negaré ante mi Padre del cielo”. La decisión es de cada uno… Hacemos de la palabra “letra muerta”, aunque la leemos, la proclamamos, nunca la interiorizamos y no la vivimos... Señor enséñame a descubrir ¿cuál es la letra chica de tu evangelio que no me deja aceptarlo de verdad?

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ORACIÓN

Oh Dios, justo y santo: Participamos gozosamente en la mesa de tu Hijo, y estamos dispuestos a compartir su vida y su misión. Danos la gracia de no tener nunca miedo y de ser intrépidos, como Jesús. Ayúdanos a estar plenamente convencidos de que nuestra vida y nuestra muerte están en tus manos, y de que nuestras cruces y sacrificios llevan en sí las semillas de alegría y felicidad eternas. Danos esta fe firme y esta inquebrantable fortaleza por Jesucristo nuestro Señor.

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jueves, 7 de julio de 2016

Lecturas del 07/07/2016: Jueves de la decimocuarta semana del tiempo ordinario



PRIMERA LECTURA
(Libro de Oseas 11,1-4.8c-9.)

 
Así habla el Señor: Cuando Israel era niño, yo lo amé, y de Egipto llamé a mi hijo. Pero cuanto más los llamaba, más se alejaban de mí; ofrecían sacrificios a los Baales y quemaban incienso a los ídolos. ¡Y yo había enseñado a caminar a Efraím, lo tomaba por los brazos! Pero ellos no reconocieron que yo los cuidaba. Yo los atraía con lazos humanos, con ataduras de amor; era para ellos como los que alzan a una criatura contra sus mejillas, me inclinaba hacia él y le daba de comer. Mi corazón se subleva contra mí y se enciende toda mi ternura: no daré libre curso al ardor de mi ira, no destruiré otra vez a Efraím. Porque yo soy Dios, no un hombre: soy el Santo en medio de ti, y no vendré con furor.

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SALMO
(Salmo 80(79),2ac.3b.15-16.)

Escucha, Pastor de Israel,
Tú que tienes el trono sobre los querubines,
reafirma tu poder y ven a salvarnos.

Vuélvete, Señor de los ejércitos,
observa desde el cielo y mira:
ven a visitar tu vid,
la cepa que plantó tu mano,
el retoño que Tú hiciste vigoroso.

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EVANGELIO
(Mateo 10,7-15)

 
Jesús dijo a sus apóstoles: Por el camino, proclamen que el Reino de los Cielos está cerca. Curen a los enfermos, resuciten a los muertos, purifiquen a los leprosos, expulsen a los demonios. Ustedes han recibido gratuitamente, den también gratuitamente." No lleven encima oro ni plata, ni monedas, ni provisiones para el camino, ni dos túnicas, ni calzado, ni bastón; porque el que trabaja merece su sustento. Cuando entren en una ciudad o en un pueblo, busquen a alguna persona respetable y permanezcan en su casa hasta el momento de partir. Al entrar en la casa, salúdenla invocando la paz sobre ella. Si esa casa lo merece, que la paz descienda sobre ella; pero si es indigna, que esa paz vuelva a ustedes. Y si no los reciben ni quieren escuchar sus palabras, al irse de esa casa o de esa ciudad, sacudan hasta el polvo de sus pies. Les aseguro que, en el día del Juicio, Sodoma y Gomorra serán tratadas menos rigurosamente que esa ciudad.

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COMENTARIO
(San Juan Pablo II (1920-2005), papa)

Después del 11 de setiembre de 2001, el mundo entero ha tomado conciencia con una intensidad hasta ahora desconocida, de la vulnerabilidad de cada ser humano y ha comenzado a contemplar el futuro con un sentimiento nuevo de profundo miedo. De cara a este sentimiento, la Iglesia quiere dar testimonio de su esperanza, fundada sobre la convicción de que el mal, "mysterium iniquitatis) (2Tess. 2,7) no tiene la última palabra en las vicisitudes humanas. La historia de la salvación, narrada en la Sagrada Escritura, proyecta una luz intensa sobre la historia del mundo, mostrando que ésta está siempre acompañada por la solicitud misericordiosa y providente de Dios que conoce los caminos para llegar a los corazones más endurecidos y sacar frutos buenos de terrenos áridos e infecundos.

Esta es la esperanza que sostiene la Iglesia...Con la gracia de Dios, el mundo, donde el poder del mal aparece una vez más como vencedor, será transformado en un mundo donde las aspiraciones más nobles del corazón humano serán cumplidas, un mundo donde prevalecerá la paz verdadera.

Los acontecimientos recientes, con sus sangrientos episodios que mencionado más arriba, me empujan a la reflexión que a menudo brota del fondo de mi corazón, recuerdos de acontecimientos históricos que han marcado mi vida, especialmente en el curso de mis años de juventud. Los sufrimientos indecibles de pueblos y personas, entre ellos muchos de mis amigos y personas conocidas, a causa de los totalitarismos nazi y comunista, siempre han suscitado en mí interrogantes y han estimulado mi oración. Muchas veces, me he detenido en la siguiente reflexión: ¿Cuál es el camino que conduce al restablecimiento completo del orden moral y social que están empañados de manera tan bárbara? He llegado a la convicción, a través de la reflexión referida a la Revelación bíblica, que no se puede restablecer el orden quebrantado si no es llegando a una armonía entre justicia y perdón. Los pilares de la verdadera paz son la justicia y esta forma particular de amor que es el perdón.

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REFLEXIÓN

Seguir, anunciar, comunicar y Testimoniar; El Reino de Dios se anuncia más con la vida que con la palabra

 
No siempre es necesario hablar ni predicar ni estudiar teología. Lo que es necesario es vivir dando testimonio del reino. De forma que los que nos rodean, los que ven nuestra vida en familia, en el trabajo, en la comunidad cristiana, con los amigos e, incluso, al interactuar en cualquier red social, se den cuenta al leernos de lo que es el reino: un estilo de vida como el de Jesús, donde todos son acogidos con el amor con que Dios nos ama, donde nadie es excluido, donde a todos se les escucha, donde todos tienen voz, donde todos reciben lo que necesitan y todos también comparten lo que tienen. Es un reino de justicia y fraternidad. Eso y mucho más es el reino. Eso es lo que tenemos que anunciar siempre porque es el mandato primero que nos hizo Jesús.

No se trata de imponer u obligar sino de anunciar, comunicar y testimoniar. Y no siempre es necesario hablar. Dicen que una vez San Francisco de Asís envió a dos de sus frailes a evangelizar en tierra de musulmanes. Cuando dejaban el convento para empezar su viaje, les dijo: “Id y evangelizad siempre pero hablar sólo cuando sea necesario”. Es que el Reino de Dios se anuncia más con la vida que con la palabra.

(Os 11,1-4.8c-9) nos presenta los atributos maternos de Dios, que además de ser Padre es “Madre”, y nos ama con ese amor que solo una madre es capaz de prodigar al hijo de sus entrañas. Y nos dejó en la Cruz a Nuestra Madre que no guía.

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ORACIÓN

Oh Dios, Padre generoso: Que cada eucaristía, sea una verdadera acción de gracias por tu amor misericordioso sobre nosotros. Movidos por gratitud, queremos realizar el trabajo que tu Hijo asignó a sus discípulos: luchar contra las fuerzas del mal dentro de nosotros y en nuestro entorno para sanar y curar, y así proclamar con nuestra conducta y nuestra vida que tú eres un Dios que ama y que tu Hijo Jesucristo es nuestro Señor y Salvador.

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lunes, 4 de julio de 2016

Lectura del 04/07/2016: Lunes de la decimocuarta semana del tiempo ordinario



PRIMERA LECTURA
(Libro de Oseas 2,16.17b-18.21-22.)

 
Así habla el Señor: Yo la seduciré, la llevaré al desierto y le hablaré a su corazón. Allí, ella responderá como en los días de su juventud, como el día en que subía del país de Egipto.
Aquel día -oráculo del Señor- tú me llamarás: "Mi esposo" y ya no me llamarás: "Mi Baal".
Yo te desposaré para siempre, te desposaré en la justicia y el derecho, en el amor y la misericordia; te desposaré en la fidelidad, y tú conocerás al Señor.

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SALMO
(Salmo 145(144),2-3.4-5.6-7.8-9.)

Señor, día tras día te bendeciré,
y alabaré tu Nombre sin cesar.
¡Grande es el Señor y muy digno de alabanza:
su grandeza es insondable!

Cada generación celebra tus acciones
y le anuncia a las otras tus portentos:
ellas hablan del esplendor de tu gloria,
y yo también cantaré tus maravillas.

Ellas publican tus tremendos prodigios
y narran tus grandes proezas;
divulgan el recuerdo de tu inmensa bondad
y cantan alegres por tu victoria.

El Señor es bondadoso y compasivo,
lento para enojarse y de gran misericordia;
el Señor es bueno con todos
y tiene compasión de todas sus criaturas.

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EVANGELIO
(Mateo 9,18-26)

 
Mientras Jesús les estaba diciendo estas cosas, se presentó un alto jefe y, postrándose ante él, le dijo: "Señor, mi hija acaba de morir, pero ven a imponerle tu mano y vivirá". Jesús se levantó y lo siguió con sus discípulos. Entonces se le acercó por detrás una mujer que padecía de hemorragias desde hacía doce años, y le tocó los flecos de su manto, pensando: "Con sólo tocar su manto, quedaré curada". Jesús se dio vuelta, y al verla, le dijo: "Ten confianza, hija, tu fe te ha salvado". Y desde ese instante la mujer quedó curada. Al llegar a la casa del jefe, Jesús vio a los que tocaban música fúnebre y a la gente que gritaba, y dijo: "Retírense, la niña no está muerta, sino que duerme". Y se reían de él. Cuando hicieron salir a la gente, él entró, la tomó de la mano, y ella se levantó. Y esta noticia se divulgó por aquella región.

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COMENTARIO
(San Cirilo de Alejandría (380-444), obispo y doctor de la Iglesia)

Desde que Cristo entró en nosotros por su propia carne, resucitaremos enteramente; es inconcebible, o mejor aún, imposible, que la vida no dé vida a los que ella se introduce. De la misma manera que se recubre un tizón encendido con un montón de paja para que conserve intacto el fuego del interior, así también nuestro Señor Jesucristo, a través de su propia carne, esconde su vida en nosotros y pone en ella como una semilla de inmortalidad que aleja toda clase de corrupción que llevamos con nosotros.

No es, pues, tan sólo con su palabra que lleva a cabo la resurrección de los muertos, sino que para demostrar que su cuerpo da vida, tal como hemos dicho, toca los cadáveres y por el contacto con su cuerpo devuelve la vida a esos cuerpos que están en vías de descomposición. Si el solo contacto con su carne sagrada devuelve la vida a esos cuerpos mortales, ¡qué provecho no vamos a encontrar en su eucaristía vivificante cuando la recibamos!... No sería suficiente que nuestra alma fuera tan sólo regenerada por el Espíritu para una vida nueva; nuestro cuerpo pesado y terrestre debía también ser santificado por ser partícipe de un cuerpo también consistente y del mismo origen que el nuestro y ser así también llamado a la incorruptibilidad.

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REFLEXIÓN

“Por nuestra dureza de Corazón Moisés permitió que se diera carta de separación”

 
El lenguaje en la lectura es de un enamorado, de un esposo amante, para expresar la profundidad de la relación entre Dios y su pueblo. Pero el amor de Dios por su pueblo va más allá de lo normal. No se trata del amor pacífico entre dos esposos que se quieren uno al otro, que son fieles a ese amor. Va más allá. El texto da a entender que la mujer ha sido infiel al marido. Y que el amor del marido es tan grande que es capaz de perdonar, de olvidar, de comenzar de nuevo. Y de asumir todo el esfuerzo que supone hacer que ella se vuelva a enamorar de él.

Ayer como hoy continuamos siendo duros de Corazón y seguimos haciendo lo contrario a este texto relatado. Cuando uno de los esposos descubre que ha sido traicionado por el otro, mucho más especial cuando el hombre descubre una infidelidad, lo más normal es que el matrimonio se rompa, que se separen y que no haya posibilidad de restaurar el vínculo roto. La infidelidad es el camino más rápido hacia el entierro del amor. Eso cuando no se da un paso más y se termina en la violencia pura y dura, ya que la infidelidad provoca esa respuesta.

Nuestro amor desde lo humano es el que debemos profesarnos y debe ser más grande que la traición y que la infidelidad. Tiene que ser un amor constante y firmen ese amor que quiere siempre la vida del amado y que sea incapaz de llegar a la infidelidad o cualquier separación por otros motivos que también abundan en nosotros, incomprensiones, faltas de detalles, monotonías cotidianas de nuestro vivir en parejas el día a día y muchas otras producidas por ese individualismo.

Si aparte de este amor en lo humano colocamos ese amor a través de Dios y que ese amor de Dios es para todos, sin excepciones; porque en el testimonio y en las palabras y en la vida de Jesús se nos abrió la perspectiva y nos dimos cuenta de que el amor de Dios es para todos y todas sin excepción. Nos llevaría a tener parejas muy estables en su relación y por ende familias estables donde abunde la educación de los hijos en base al amor de Mamá y Papá, que ellos vean en nosotros esos Maestros, educadores en el hogar, el cual ellos traten de imitar.

 
Al aceptar a Jesús en nuestras vidas podemos leer el evangelio con una nueva luz, sus simples milagros, hechos maravillosos y sentir en Él el amor vivo, “tan sólo con su palabra que lleva a cabo la resurrección de los muertos, sino que para demostrar que su cuerpo da vida, tal como hemos dicho, toca los cadáveres y por el contacto con su cuerpo devuelve la vida a esos cuerpos que están en vías de descomposición. Si el solo contacto con su carne sagrada devuelve la vida a esos cuerpos mortales, ¡qué provecho no vamos a encontrar en su eucaristía vivificante cuando la recibamos!... No sería suficiente que nuestra alma fuera tan sólo regenerada por el Espíritu para una vida nueva; nuestro cuerpo pesado y terrestre debía también ser santificado por ser partícipe de un cuerpo también consistente y del mismo origen que el nuestro y ser así también llamado a la incorruptibilidad” (San Cirilo de Alejandría (380-444), obispo y doctor de la Iglesia).

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ORACIÓN

Oh Dios, Padre nuestro: Nuestra vida y nuestra muerte están en tus manos. Estamos seguros de ti, porque sabemos que tu amor es irrevocable y nos das una vez más a tu Hijo en cada eucaristía. Te pedimos la gracia de aprender de ti y de tu mismo Hijo Jesús a hacernos presentes los unos a los otros, y a ser mensajeros creíbles de tu cuidado paternal y de tu gratuito amor.

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viernes, 1 de julio de 2016

Lectura del 01/07/2016: Viernes de la decimotercera semana del tiempo ordinario



PRIMERA LECTURA
(Libro de Amós 8,4-6.9-12.)

 
Escuchen esto, ustedes, los que pisotean al indigente para hacer desaparecer a los pobres del país. Ustedes dicen: "¿Cuándo pasará el novilunio para que podamos vender el grano, y el sábado, para dar salida al trigo? Disminuiremos la medida, aumentaremos el precio, falsearemos las balanzas para defraudar; compraremos a los débiles con dinero y al indigente por un par de sandalias, y venderemos hasta los desechos del trigo". Aquel día -oráculo del Señor- yo haré que el sol se ponga al mediodía, y en pleno día cubriré la tierra de tinieblas; cambiaré sus fiestas en duelo y todos sus cantos en lamentaciones; haré que todos se ciñan un sayal y que se rapen todas las cabezas; haré que estén de duelo como por un hijo único, y su final será como un día de amargura. Vendrán días -oráculo del Señor- en que enviaré hambre sobre el país, no hambre de pan, ni sed de agua, sino de escuchar la palabra del Señor. Se arrastrarán de un mar a otro e irán errantes del norte al este, buscando la palabra del Señor, pero no la encontrarán.

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SALMO
(Salmo 119(118),2.10.20.30.40.131.)

Felices los que cumplen sus prescripciones
y lo buscan de todo corazón,

Yo te busco de todo corazón:
no permitas que me aparte de tus mandamientos.

Mi alma se consume,
deseando siempre tus decisiones.

Elegí el camino de la verdad,
puse tus decretos delante de mí.

Yo deseo tus mandamientos:
vivifícame por tu justicia.

Abro mi boca y aspiro hondamente,
porque anhelo tus mandamientos.

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EVANGELIO
(Mateo 9,9-13)

 
Jesús, al pasar, vio a un hombre llamado Mateo, que estaba sentado a la mesa de recaudación de impuestos, y le dijo: "Sígueme". Él se levantó y lo siguió. Mientras Jesús estaba comiendo en la casa, acudieron muchos publicanos y pecadores, y se sentaron a comer con él y sus discípulos. Al ver esto, los fariseos dijeron a los discípulos: "¿Por qué su Maestro come con publicanos y pecadores?". Jesús, que había oído, respondió: "No son los sanos los que tienen necesidad del médico, sino los enfermos. Vayan y aprendan qué significa: Yo quiero misericordia y no sacrificios. Porque yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores".

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COMENTARIO
(Juan Taulero (c. 1300-1361), dominico en Estrasburgo)

Nuestro Señor le dijo a san Mateo: "Sígueme". Este santo amable fue un modelo para todos los hombres. Había sido en primer lugar un gran pecador, como el Evangelio dice sobre él, y después fue uno de los grandes, entre todos los amigos de Dios. Porque nuestro Señor le habló en el fondo de su ser, y como consecuencia lo abandonó todo para seguir al Maestro.

Seguir a Dios en verdad: en efecto todo está ahí, y para hacerlo, verdaderamente hay que abandonar completamente todas las cosas que no son Dios, cualesquiera que sean. Dios desea corazones; no se interesa por lo exterior, sino que quiere de nosotros una viva devoción interior. Esta devoción es más verdadera, que si rezase más que el mundo entero, o que si cantase tanto, que mi canto subiera hasta el cielo, más verdadera que todo lo que pudiera hacer exteriormente en ayunos, vigilancias y otras prácticas.

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REFLEXIÓN

“Qué me dice: Yo quiero misericordia y no sacrificios”

 
Seguir a Dios de verdad: Hay que abandonar completamente todas las cosas que no son Dios, cualesquiera que sean. Dios desea corazones; no se interesa por lo exterior, sino que quiere de nosotros una viva devoción interior. Esta devoción es más verdadera, que si rezase más que el mundo entero, o que si cantase tanto, que mi canto subiera hasta el cielo, más verdadera que todo lo que pudiera hacer exteriormente en ayunos, vigilancias y otras prácticas. (Juan Taulero: Dominico)

¿Qué pensaría Mateo en aquel preciso momento en que aquel hombre que pasaba y le miraba con cariño le dijo: “Sígueme”? No lo sabemos. Pero sí sabemos que aquel día le cambió la vida. Y que se fío del amor ¡porque no hay temor en el amor! Y que dejando atrás lo pasado, “se levantó y lo siguió”

Hoy que piensa Dios de Nosotros y que pensamos Nosotros que siempre nos repite: “Sígueme”

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ORACIÓN

Señor Dios nuestro, Padre misericordioso: por medio de tu Hijo en medio de nosotros ayúdanos a ser apacibles y compasivos sin condenar a nadie, porque tú has sido tierno con nosotros. Y no permitas que nos jactemos de nuestros logros porque todo lo debemos a tu gracia y tu llamado en Cristo Jesús nuestro Señor.
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