12 de febrero
Hoy celebra la Orden Benedictina
la memoria de san Benito de Aniano. Era un joven de origen visigodo, llamado
Witiza, que se educó en la corte de los reyes francos Pipino el Breve y
Carlomagno. En el 774 profesó como monje en el Monasterio de Saint-Sein, cerca
de Dijon. Sin embargo, consideró relajada la disciplina monástica u decidió
abandonar el Monasterio. Se marchó a Aniano, cerca de Montpellier, donde vivió
como anacoreta. En el 782, en compañía de un grupo de discípulos, funda el
Monasterio de Aniano, donde lleva a la práctica sus ideales ascéticos y de
vivencia literal de la Regla de San Benito. A él se debe la llamada Concordia
Regularum, que es una colección de reglas monásticas (Pacomio, Basilio,
Columbano y Benito), que pretendía ser un compendio de la legislación
monástica. Desde Aniano fue extendiéndose la influencia de la reforma, hasta el
punto de que el rey Luis el Piadoso, en los sínodos de Aquisgrán del 816 al
819, impone la observancia benedictina a todos los monasterios. Moriría Benito
de Aniano, a los 70 años, el año 821.
De la pluma de san Benito de Aniano,
podemos leer en su Munimenta Fidei: Pide incansablemente la sabiduría y
tendrás larga vida. La misericordia y la verdad no te abandonarán, pues con la
sabiduría te vendrán todos los bienes juntos, es decir, a tu derecha larga vida
y a tu izquierda riqueza y gloria. Búscala mediante una lectura asidua,
meditando día y noche la ley de Dios, y cuando la hallares serás dichoso, según
dice la Escritura: Dichoso el hombre a quien tú educas, Señor, al que enseñas
tu ley. Llama con vigilante constancia y se te abrirán las puertas del cielo.
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