sábado, 30 de abril de 2016

Lecturas del 30/04/2016: Sábado de la quinta semana de Pascua

PRIMERA LECTURA
(Libro de los Hechos de los Apóstoles 16,1-10.)

 
Pablo llegó luego a Derbe y más tarde a Listra, donde había un discípulo llamado Timoteo, hijo de una judía convertida a la fe y de padre pagano. Timoteo gozaba de buena fama entre los hermanos de Listra y de Iconio. Pablo quería llevarlo consigo, y por eso lo hizo circuncidar en consideración a los judíos que había allí, ya que todo el mundo sabía que su padre era pagano.
Por las ciudades donde pasaban, transmitían las decisiones tomadas en Jerusalén por los apóstoles y los presbíteros, recomendando que las observaran. Así, las Iglesias se consolidaban en la fe, y su número crecía día tras día. Como el Espíritu Santo les había impedido anunciar la Palabra en la provincia de Asia, atravesaron Frigia y la región de Galacia. Cuando llegaron a los límites de Misia, trataron de entrar en Bitinia, pero el Espíritu de Jesús no se lo permitió. Pasaron entonces por Misia y descendieron a Tróade. Durante la noche, Pablo tuvo una visión. Vio a un macedonio de pie, que le rogaba: "Ven hasta Macedonia y ayúdanos".
Apenas tuvo esa visión, tratamos de partir para Macedonia, convencidos de que Dios nos llamaba para que la evangelizáramos.

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SALMO
(Salmo 100(99),1-2.3.5.)

Aclame al Señor toda la tierra,
sirvan al Señor con alegría,
lleguen hasta él con cantos jubilosos.
Reconozcan que el Señor es Dios:

él nos hizo y a él pertenecemos;
somos su pueblo y ovejas de su rebaño.
¡Qué bueno es el Señor!
Su misericordia permanece para siempre,

y su fidelidad por todas las generaciones.

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EVANGELIO
(Juan 15,18-21)

 
Jesús dijo a sus discípulos: «Si el mundo los odia, sepan que antes me ha odiado a mí.
Si ustedes fueran del mundo, el mundo los amaría como cosa suya. Pero como no son del mundo, sino que yo los elegí y los saqué de él, el mundo los odia. Acuérdense de lo que les dije: el servidor no es más grande que su señor. Si me persiguieron a mí, también los perseguirán a ustedes; si fueron fieles a mi palabra, también serán fieles a la de ustedes.
Pero los tratarán así a causa de mi Nombre, porque no conocen al que me envió.»

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COMENTARIO
(San Juan Pablo II (1920-2005), papa)

"El que se ama a sí mismo, se pierde, y el que se aborrece a sí mismo en este mundo, se guardará para la vida eterna" (Jn 12,25). Se trata aquí de una verdad que el mundo contemporáneo a menudo rechaza y desprecia, porque hace del amor a sí mismo el criterio supremo de la existencia. Pero los testigos de la fe [del siglo XX] no han pensado en su ventaja propia, ni en su bienestar, ni tan sólo en su supervivencia como si fueran valores superiores a la fidelidad al Evangelio. A pesar de su debilidad, se han opuesto vigorosamente al mal. En su fragilidad ha brillado la fuerza de la fe y de la gracia del Señor.

La preciosa herencia que estos testigos de la fe nos han dejado es un patrimonio común a todas las Iglesias y a todas las Comunidades eclesiales… El ecumenismo más convincente es el de los mártires y los testigos de la fe; ello indica a los cristianos del siglo veintiuno el camino de la unidad. Es la herencia de la cruz vivida a la luz de la Pascua; herencia que enriquece y sostiene a los cristianos a medida que avanzan en el nuevo milenio…

¡Que en el siglo y milenio que empieza, la memoria de estos hermanos y hermanas, permanezca siempre viva! ¡Que se transmita de generación en generación, a fin de ser semilla fecunda de una profunda renovación cristiana! ¡Que se guarde como un tesoro de insigne valor para los cristianos del nuevo milenio y sea levadura para llegar a la plena comunión de todos los discípulos de Cristo!... ¡Pido al Señor para que la nube de testimonios que nos rodea (Hb 12,1) nos ayude a todos nosotros, creyentes, a saber expresar nuestro amor a Cristo con una valentía igual a la suya, para aquel que permanece viviendo en su Iglesia, hoy como ayer, mañana y siempre!

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REFLEXIÓN

“Si el mundo los odia, sepan que antes me ha odiado a mí.”

 
Para seguir a Jesús tenemos que recorrer el camino de la cruz, que no es otra cosa que el desprendernos de todo obstáculo que nos impida amarle más y mejor, ofreciéndole nuestro cumplimiento esmerado, ser fiel a nuestra fe, tener el control de nuestras reacciones y la renuncia a todo lo que nos impida servirle a los demás.

Ser cristiano no es algo sencillo, hay que saber ceder y ayudar a otros a que cedan también, nuestras posturas rígidas e inamovibles nos llenan de confusión, Jesús no se pasó la vida echando a los mercaderes del templo o insultando dirigentes. Lo hizo, cuando tuvo que hacerlo, pero no fue odiado por eso, fue odiado; por transmitir un nuevo modo de comprender el mundo y la vida, porque demostró que el ser humano puede amar sin límites, aprendiendo a amar como el Padre ama al Hijo, porque enseñó que todos podemos aspirar a la plenitud de la vida humana y más allá, a la vida eterna.

Si hemos de ser odiados y perseguidos, que lo seamos porque entendemos y vivimos a Jesús, porque, a pesar de todo, Él vive en nosotros. Y, en definitiva, Él sigue siendo el perseguido. No nosotros. El mensaje de Cristo no siempre es un mensaje cómodo, tanto más cuanto que habla también necesariamente de la cruz. Pero debemos, no solo de proclamar el mensaje, sino vivir de acuerdo a el, aun cuando tengamos que afrontar el ridículo y la contradicción.

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ORACIÓN

Señor Dios nuestro:
Te damos gracias
por la alegría de participar en el banquete de tu Hijo
en esta celebración eucarística.
Haz nuestra fe suficientemente fuerte
para poder compartir la vida entera de Jesús,
incluso cuando fue rechazado o ignorado,
y nosotros con él.
Haznos comprender que su misterio pascual
es, a la vez, muerte y vida
y que ésa es la forma cómo tenemos que vivir
con Jesucristo resucitado, nuestro Señor.
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viernes, 29 de abril de 2016

Lecturas del 29/04/2016: Viernes dela quinta semana de Pascua

PRIMERA LECTURA
(Libro de los Hechos de los Apóstoles 15,22-31.)

 
En aquellos días, los Apóstoles, los presbíteros y la Iglesia entera, decidieron elegir a algunos de ellos y enviarlos a Antioquía con Pablo y Bernabé. Eligieron a Judas, llamado Barsabás, y a Silas, hombres eminentes entre los hermanos, y les encomendaron llevar la siguiente carta: "Los Apóstoles y los presbíteros saludamos fraternalmente a los hermanos de origen pagano, que están en Antioquía, en Siria y en Cilicia. Habiéndonos enterado de que algunos de los nuestros, sin mandato de nuestra parte, han sembrado entre ustedes la inquietud y provocado el desconcierto, hemos decidido de común acuerdo elegir a unos delegados y enviárselos junto con nuestros queridos Bernabé y Pablo, los cuales han consagrado su vida al nombre de nuestro Señor Jesucristo. Por eso les enviamos a Judas y a Silas, quienes les transmitirán de viva voz este mismo mensaje. El Espíritu Santo, y nosotros mismos, hemos decidido no imponerles ninguna carga más que las indispensables, a saber: que se abstengan de la carne inmolada a los ídolos, de la sangre, de la carne de animales muertos sin desangrar y de las uniones ilegales. Harán bien en cumplir todo esto. Adiós". Los delegados, después de ser despedidos, descendieron a Antioquía donde convocaron a la asamblea y le entregaron la carta. Esta fue leída y todos se alegraron por el aliento que les daba.

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SALMO
(Salmo 57(56),8-9.10-12.)

Mi corazón está firme, Dios mío,
mi corazón está firme.
Voy a cantar al son de instrumentos:
¡despierta, alma mía!
¡Despierten, arpa y cítara,
para que yo despierte a la aurora!

Te alabaré en medio de los pueblos, Señor,
te cantaré entre las naciones,
porque tu misericordia se eleva hasta el cielo
y tu fidelidad hasta las nubes.
¡Levántate, Dios, por encima del cielo,
y que tu gloria cubra toda la tierra!

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EVANGELIO
(Juan 15,12-17)

 
Jesús dijo a sus discípulos: «Este es mi mandamiento: Ámense los unos a los otros, como yo los he amado. No hay amor más grande que dar la vida por los amigos. Ustedes son mis amigos si hacen lo que yo les mando. Ya no los llamo servidores, porque el servidor ignora lo que hace su señor; yo los llamo amigos, porque les he dado a conocer todo lo que oí de mi Padre. No son ustedes los que me eligieron a mí, sino yo el que los elegí a ustedes, y los destiné para que vayan y den fruto, y ese fruto sea duradero. Así todo lo que pidan al Padre en mi Nombre, él se lo concederá. Lo que yo les mando es que se amen los unos a los otros.»




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COMENTARIO
(Doroteo de Gaza (c. 500 -?), monje en Palestina)

Cuanto más se está unido al prójimo, más unido se está a Dios. Para que comprendáis el sentido de esta frase os voy a poner una imagen sacada de los Padres: Suponed un círculo trazado sobre la tierra, es decir, una línea redonda dibujada con un compás, y un centro. Precisamente se llama centro el punto más interior del círculo. Poned atención con vuestro espíritu a lo que os voy a decir. Imaginaos que el círculo es el mundo, el centro Dios, y los radios los diferentes caminos o maneras de vivir que tienen los hombres. Cuando los santos, deseando acercarse a Dios, caminan hacia el centro del círculo, tanto cuanto más penetran en el interior, se acercan los unos a los otros y al mismo tiempo de Dios. Cuanto más se acercan a Dios, tanto más se acercan los unos de los otros; y cuanto más se acercan los unos de los otros, más se acercan a Dios.

Y ya comprendéis que igual ocurre en sentido inverso: cuanto más uno se aleja de Dios para retirarse hacia lo exterior, es evidente que cuando uno se aleja de Dios, más se aleja de los demás, y cuanto más uno se aleja de los demás, más se aleja también de Dios.

Así es la naturaleza de la caridad. En la medida en que estamos en lo exterior y que no amamos a Dios, en esa misma medida nos alejamos cada uno del prójimo. Pero si amamos a Dios, tanto nos acercamos a Dios a través de la caridad para con él, tanto estamos en comunión de caridad con el prójimo; y tanto estamos unidos al prójimo cuanto lo estamos de Dios.

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REFLEXIÓN

“Esto les mando: que se amen unos otros” 
 
Hoy, el Señor nos invita al amor fraterno: «Que nos amemos los unos a los otros como yo les he amado», Jesús te habla como a un amigo, que quiere que seamos sus seguidores, y que nos destina a dar fruto, un fruto que se manifiesta en el amor. «Si el amor estuviera esparcido por todas partes, nacería de él una infinidad de bienes - San Juan Crisóstomo».

Amar es dar la vida, Jesús, nos dice que somos sus amigos. Sí, el Señor está en el cielo, pero nos ha escogido y nos abraza con amor para que demos un fruto perdurable y ese fruto perdurable no es imposible, porque Jesús, nuestro amigo, nos ha dado acceso a su Padre y a todos los recursos del cielo. Siendo amigo, el Señor comparte libremente los pensamientos y planes de su Padre con nosotros. Y es precisamente por esto que podemos tener un efecto perdurable en el mundo. Jesús tiene el permiso de su Padre para darnos todo lo que pidamos en su nombre, y por eso siempre podemos tener todo lo que necesitemos para dar buen fruto.

La mejor noticia es que Dios nos dará toda la fuerza, el dominio propio, la bondad, la paciencia, la humildad, la esperanza y todo lo necesitemos para cumplir estos deberes.

“Gracias, amado Jesús, por considerarme tu amigo. Derrama tu gracia en mi corazón para que fluya de mí hacia los que tengo cerca. Confío en que tú me darás todos los recursos que necesito para dar un fruto que perdure.”

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ORACIÓN

Señor Dios nuestro:
Hemos escuchado las palabras de Jesús,
nuestro maestro y Señor.
Te pedimos que no tengamos miedo
de ninguna renovación que hayamos de realizar
en nosotros mismos y en la Iglesia,
y concédenos que el cambio profundo
comience en nosotros
por una fe rejuvenecida,
una vida de oración más profunda,
y una voluntad resuelta para realizar
lo que percibamos ser tu deseo y voluntad.
Te lo pedimos por Jesucristo, nuestro Señor

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jueves, 28 de abril de 2016

Lecturas del 28/04/2016: Jueves de la quinta semana de Pascua


PRIMERA LECTURA
(Libro de los Hechos de los Apóstoles 15,7-21.)

 
Al cabo de una prolongada discusión, Pedro se levantó y dijo: "Hermanos, ustedes saben que Dios, desde los primeros días, me eligió entre todos ustedes para anunciar a los paganos la Palabra del Evangelio, a fin de que ellos abracen la fe. Y Dios, que conoce los corazones, dio testimonio en favor de ellos, enviándoles el Espíritu Santo, lo mismo que a nosotros. El no hizo ninguna distinción entre ellos y nosotros, y los purificó por medio de la fe. ¿Por qué ahora ustedes tientan a Dios, pretendiendo imponer a los discípulos un yugo que ni nuestros padres ni nosotros pudimos soportar? Por el contrario, creemos que tanto ellos como nosotros somos salvados por la gracia del Señor Jesús". Después, toda la asamblea hizo silencio para oír a Bernabé y a Pablo, que comenzaron a relatar los signos y prodigios que Dios había realizado entre los paganos por intermedio de ellos. Cuando dejaron de hablar, Santiago tomó la palabra, diciendo: "Hermanos, les ruego que me escuchen: Simón les ha expuesto cómo Dios dispuso desde el principio elegir entre las naciones paganas, un Pueblo consagrado a su Nombre. Con esto concuerdan las palabras de los profetas que dicen: Después de esto, yo volveré y levantaré la choza derruida de David; restauraré sus ruinas y la reconstruiré, para que el resto de los hombres busque al Señor, lo mismo que todas las naciones que llevan mi Nombre. Así dice el Señor, que da a conocer estas cosas desde la eternidad. Por eso considero que no se debe inquietar a los paganos que se convierten a Dios, sino que solamente se les debe escribir, pidiéndoles que se abstengan de lo que está contaminado por los ídolos, de las uniones ilegales, de la carne de animales muertos sin desangrar y de la sangre. Desde hace muchísimo tiempo, en efecto, Moisés tiene en cada ciudad sus predicadores que leen la Ley en la sinagoga todos los sábados".


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SALMO
(Salmo 96(95),1-2a.2b-3.10.)

Canten al Señor un canto nuevo,
cante al Señor toda la tierra;
canten al Señor, bendigan su Nombre.

Día tras día, proclamen su victoria.
Anuncien su gloria entre las naciones,
y sus maravillas entre los pueblos.

Digan entre las naciones: "¡El Señor reina!
el mundo está firme y no vacilará.
El Señor juzgará a los pueblos con rectitud".

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EVANGELIO
(Juan 15,9-11)
 
 
Jesús dijo a sus discípulos: «Como el Padre me amó, también yo los he amado a ustedes. Permanezcan en mi amor. Si cumplen mis mandamientos, permanecerán en mi amor, como yo cumplí los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Les he dicho esto para que mi gozo sea el de ustedes, y ese gozo sea perfecto.»









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COMENTARIO
(San Anselmo (1033-1109), benedictino, arzobispo de Canterbury, doctor de la Iglesia)

Te lo pido, Dios mío, haz que te conozca, haz que te amé para que mi gozo seas tú. Y si esto no es plenamente posible en esta vida, haz que, por lo menos, progrese cada día en este deseo hasta que llegue a la plenitud. Que mi conocimiento de ti aumente cada día más en mí, y que sólo se acabe en el último día; que tu amor crezca en mí y que sea perfecto en mi vida futura para que mi gozo, que ya es grande aquí abajo en esperanza, sea allí colmado en la realidad.

Señor Dios, por tu Hijo nos has dado orden, o mejor el consejo, de pedir; y has prometido que seríamos escuchados para que nuestro gozo fuera completo (Jn 16,24). Señor, te hago esta petición por mediación de aquél que es nuestro "Consejero admirable" (Is 9,5). Que yo pueda recibir lo que nos has prometido por medio de aquél que es la Verdad, para que mi gozo sea perfecto. Dios verdadero, te hago esta súplica; escúchame para que mi gozo sea perfecto.

Que esto sea desde ahora lo que medite mi espíritu y la palabra salida de mis labios. Que sea el amor de mi corazón y el discurso salido de mi boca, que sea el hambre de mi alma, la sed de mi carne y el deseo de todo mi ser, hasta que entre.

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REFLEXIÓN

“Como el Padre me amó, también yo los he amado a ustedes, permanezcan en mi amor”

¡Qué magnífico y bello sería un mundo -incluso una Iglesia- sin prejuicios ni discriminación, donde las personas sinceramente se aceptaran, se apreciaran y se amaran unas a otras!
 
Jesucristo, por su Misericordia, quiere que permanezcamos unidos a Él y nos dice cómo hemos de hacerlo: guardando sus mandamientos y permaneciendo en su Amor. En el Amor de Cristo encontramos fuerza para hacer el bien, pero ¡atentos! para amar a Dios hay que buscar y cumplir su Voluntad. Hagamos silencio interior ante la Palabra de Dios. Acerquémonos al Evangelio, humildes y orando, para poder comprender y entender las palabras que Jesús nos dejó.


En el mundo de hoy, que es nuestra realidad, los cristianos llevamos una vida de mucha actividad. Además, el ritmo social de estos tiempos es acelerado, pretende abarcar mucho: muchas relaciones sociales, muchas reuniones sociales, muchos compromisos sociales, muchos aprendizajes sociales. Estar de un lado para otro, de una actividad a otra, puede desorientarnos y nublar la experiencia de permanecer unidos a Cristo, mantenernos en su amor, de perseverar en nuestra comunión con Él, y, a través de Él, con nuestros hermanos.

Por eso, en medio de unas cosas y otras, no podemos perder la perspectiva que nos nutre y une. Conviene que miremos y cuidemos, para que la verdad de Jesús fluya con todo su vigor hacia nosotros, para que siempre tengamos vida en abundancia, “nos salvamos por la gracia del Señor Jesús”, ya que la verdad del Evangelio, y nuestra fidelidad a ella, es la única que salva al hombre.

“El que quiera venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz cada día y me siga”. No es cuestión de valor; se trata de creer en Jesús y creer en su Palabra.

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ORACIÓN

Señor Dios nuestro, Padre de todos:
Permanecemos en tu amor
si guardamos tus mandamientos.
Danos la fuerza necesaria
para cumplir tu mandato de amor
sin discriminación alguna.
Y, si tenemos algunos favoritos,
que sean precisamente los pobres y los pequeños,
los que no cuentan,
los que no tienen ni nombre ni derechos,
para que entre todos les facilitemos acceso
a la justicia, al bienestar humano y a la alegría de vivir.
Que de este modo la alegría de tu Hijo esté en nosotros
hasta que un día se perfeccione y complete
en la gloria eterna, por los siglos de los siglos.

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miércoles, 27 de abril de 2016

Lecturas del 27/04/2016: Miércoles de la quinta semana de Pascua

PRIMERA LECTURA
(Libro de los Hechos de los Apóstoles 15,1-6.)

 
Algunas personas venidas de Judea enseñaban a los hermanos que si no se hacían circuncidar según el rito establecido por Moisés, no podían salvarse. A raíz de esto, se produjo una agitación: Pablo y Bernabé discutieron vivamente con ellos, y por fin, se decidió que ambos, junto con algunos otros, subieran a Jerusalén para tratar esta cuestión con los Apóstoles y los presbíteros. Los que habían sido enviados por la Iglesia partieron y atravesaron Fenicia y Samaría, contando detalladamente la conversión de los paganos. Esto causó una gran alegría a todos los hermanos. Cuando llegaron a Jerusalén, fueron bien recibidos por la Iglesia, por los Apóstoles y los presbíteros, y relataron todo lo que Dios había hecho con ellos. Pero se levantaron algunos miembros de la secta de los fariseos que habían abrazado la fe, y dijeron que era necesario circuncidar a los paganos convertidos y obligarlos a observar la Ley de Moisés. Los Apóstoles y los presbíteros se reunieron para deliberar sobre este asunto.

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SALMO
(Salmo 122(121),1-2.3-4a.4b-5.)

¡Qué alegría cuando me dijeron:
«Vamos a la Casa del Señor!»
Nuestros pies ya están pisando
tus umbrales, Jerusalén.

Jerusalén, que fuiste construida
como ciudad bien compacta y armoniosa.
Allí suben las tribus,
las tribus del Señor.

Porque allí está el trono de la justicia,
el trono de la casa de David.

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EVANGELIO
(Juan 15,1-8)

Jesús dijo a sus discípulos: «Yo soy la verdadera vid y mi Padre es el viñador. El corta todos mis sarmientos que no dan fruto; al que da fruto, lo poda para que dé más todavía. Ustedes ya están limpios por la palabra que yo les anuncié. Permanezcan en mí, como yo permanezco en ustedes. Así como el sarmiento no puede dar fruto si no permanece en la vid, tampoco ustedes, si no permanecen en mí. Yo soy la vid, ustedes los sarmientos. El que permanece en mí, y yo en él, da mucho fruto, porque separados de mí, nada pueden hacer. Pero el que no permanece en mí, es como el sarmiento que se tira y se seca; después se recoge, se arroja al fuego y arde. Si ustedes permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes, pidan lo que quieran y lo obtendrán. La gloria de mi Padre consiste en que ustedes den fruto abundante, y así sean mis discípulos.»

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COMENTARIO
(Santa Teresa Benedicta de la Cruz, Edith Stein, (1891-1942), carmelita descalza, mártir, copatrona de Europa)

En lo que se refiere a la Iglesia, la concepción sobre ella más accesible al espíritu humano es la de una comunidad de creyentes. Cualquiera que cree en Jesucristo y en su Evangelio y espera el cumplimiento de sus promesas, cualquiera que está unido a él por un sentimiento de amor y obedece sus mandamientos, debe de estar unido a todos los que comparten el mismo espíritu por una profunda comunión espiritual y por un verdadero afecto. Los que siguieron al Señor durante su estancia en la tierra fueron los primeros brotes jóvenes de la comunidad cristiana; son ellos los que la difundieron y transmitieron las riquezas de la fe que les dio cohesión, como herencia a los tiempos que les siguieron hasta nuestros días.

Incluso una comunidad humana natural puede llegar a ser mucho más que una simple asociación de individuos distintos, puesto que puede haber una unión estrecha que llegue a crear una unidad orgánica; y esto es todavía más fuerte y más verdadero tratándose de la comunidad sobrenatural de la Iglesia. La unión del alma con Cristo es muy distinta de la comunión entre dos personas terrenas; esta unión, iniciada en el bautismo y reforzada constantemente por los demás sacramentos, es una integración y una impulsión de savia –tal como nos lo dice el símbolo de la vid y el sarmiento. Este acto de unión con Cristo comporta un acercamiento, miembro a miembro, entre todos los cristianos. Es así que la Iglesia toma la figura del cuerpo místico de Cristo. Este cuerpo es un cuerpo viviente y el espíritu que lo anima es el Espíritu de Cristo que, partiendo de la cabeza fluye hacia todos los miembros (Ef 5,23.30); el espíritu que emana de Cristo es el Espíritu Santo y la Iglesia es, pues, el templo del Santo Espíritu (Ef 2,21-22).

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REFLEXIÓN

“Yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el labrador”

 
Jesús nos incluye como elemento dentro de su gran plan de salvación: la vid (Jesús), los sarmientos (los seguidores) y el labrador (el Padre) y sobre todo nos da un instrumento de limpieza y poda, que es la Palabra de Él: “A todo sarmiento mío que no da fruto lo arranca, y a todo el que da fruto lo poda, para que dé más fruto. Vosotros ya estáis limpios por las palabras que os he hablado”.

Jesús nos está invitando a seguirlo, pero ese seguimiento implica constancia y permanencia en su Palabra. “Nadie que pone la mano en el arado y mira hacia atrás es apto para el Reino”, si no nos limitamos meramente a creer en Jesús, sino que le creemos a Jesús, entonces permaneceremos en Él, y Él permanecerá en nosotros y todo lo que le pidamos se realizará.

Debemos estar vigilante y permanecer en Él, saber ver que está ahí con nosotros o que, al menos, al despertar de nuestros despistes cristianos, podamos decirle: “Perdona, no me había dado cuenta de que estabas ahí”. Velar es permanecer en el camino, no cesar en la búsqueda de la verdad, comprometerse para que triunfe en este mundo la vida. Para velar y permanecer en Él, es necesario orar, para conservar en el corazón sus palabras y pedir, alabar, adorar, agradecer, conversar… lo que deseamos, de forma que se haga la voluntad del Padre y abunden los frutos del Reino.

Así, si vivimos insertos en la vid de Cristo, cualquier “altercado”, “discusión” o “tensión” que se manifieste en la familia, la pareja, la comunidad, el trabajo, grupos de amigos, en nuestro vivir cotidiano… podrá encaminarse hacia su superación, ya que con Él todo es posible. No nos “durmamos”, ni un segundo, pensando qué ocurriría si lo intentáramos sin Él.

¿Existe promesa mejor?

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ORACIÓN

Señor Dios nuestro, Padre amoroso:
Te damos gracias por colmarnos
con la savia de vida de Jesús
-que es nuestra vid verdadera-.
Queremos seguir viviendo
en unión con él y con los hermanos,
para que en las incertidumbres de la vida
sigamos creyendo, esperando
y construyendo juntos
un reino de fraternidad y de amor.
Y cuando andemos un poco a ciegas en la oscuridad
-en días de prueba y sufrimiento-,
danos la convicción
de que tú estás purificando nuestra fe
y de que estás siempre con nosotros:
en los hermanos y en tu Hijo,
Jesucristo nuestro Señor

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martes, 26 de abril de 2016

Lecturas del 26/04/2016: Martes de la quinta semana de Pascua


PRIMERA LECTURA
(Libro de los Hechos de los Apóstoles 14,19-28.)

 
Vinieron de Antioquía y de Iconio algunos judíos que lograron convencer a la multitud. Entonces apedrearon a Pablo y, creyéndolo muerto, lo arrastraron fuera de la ciudad. Pero él se levantó y, rodeado de sus discípulos, regresó a la ciudad. Al día siguiente, partió con Bernabé rumbo a Derbe. Después de haber evangelizado esta ciudad y haber hecho numerosos discípulos, volvieron a Listra, a Iconio y a Antioquía de Pisidia. Confortaron a sus discípulos y los exhortaron a perseverar en la fe, recordándoles que es necesario pasar por muchas tribulaciones para entrar en el Reino de Dios. En cada comunidad establecieron presbíteros, y con oración y ayuno, los encomendaron al Señor en el que habían creído. Atravesaron Pisidia y llegaron a Panfilia. Luego anunciaron la Palabra en Perge y descendieron a Atalía. Allí se embarcaron para Antioquía, donde habían sido encomendados a la gracia de Dios para realizar la misión que acababan de cumplir. A su llegada, convocaron a los miembros de la Iglesia y les contaron todo lo que Dios había hecho con ellos y cómo había abierto la puerta de la fe a los paganos. Después permanecieron largo tiempo con los discípulos.

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SALMO
(Salmo 145(144),10-11.12-13ab.21.)

Que todas tus obras te den gracias, Señor,
y tus fieles te bendigan;
que anuncien la gloria de tu reino
y proclamen tu poder.

Así manifestarán a los hombres tu fuerza
y el glorioso esplendor de tu reino:
tu reino es un reino eterno,
y tu dominio permanece para siempre.

Mi boca proclamará la alabanza del Señor:
que todos los vivientes bendigan su santo Nombre,
desde ahora y para siempre.

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EVANGELIO
(Juan 14,27-31a)

 
Jesús dijo a sus discípulos: «Les dejo la paz, les doy mi paz, pero no como la da el mundo. ¡No se inquieten ni teman! Me han oído decir: 'Me voy y volveré a ustedes'. Si me amaran, se alegrarían de que vuelva junto al Padre, porque el Padre es más grande que yo. Les he dicho esto antes que suceda, para que cuando se cumpla, ustedes crean. Ya no hablaré mucho más con ustedes, porque está por llegar el Príncipe de este mundo: él nada puede hacer contra mí, pero es necesario que el mundo sepa que yo amo al Padre y obro como él me ha ordenado.»

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COMENTARIO
(San Columbano (563-615), monje, fundador de monasterios)

Moisés escribió en la Ley: "Dios hizo al hombre a su imagen y semejanza." (Gn 1,26)...Pues, nos toca a nosotros reflejar a nuestro Dios, nuestro Padre, la imagen de su santidad... No seamos pintores de una imagen extraña...Y para que no introduzcamos en nosotros la imagen del orgullo ¡dejemos que Cristo pinte en nosotros su imagen¡ Lo hizo cuando dijo: "Os dejo la paz, os doy mi propia paz." (Jn 14,27)

Pero ¿a qué sirve saber que esta paz es buena para nosotros si no la guardamos con cuidado? Lo bueno es a menudo muy frágil, y los bienes preciosos necesitan un cuidado esmerado y una gran vigilancia. La paz es muy frágil y se puede perder por una palabra dicha con ligereza o por una pequeña herida causada al hermano. Ahora bien, no hay nada que guste tanto a los humanos como hablar palabras ociosas y ocuparse de cosas que no les importa, hacer discursos vanos y criticar a los ausentes. De ahí se desprende que los que no puedan decir con el profeta: "El Señor me ha dado una lengua de discípulo para que sepa sostener con mi palabra al abatido." (Is 50,4), se callen, o bien, si dicen alguna palabra que sea una palabra de paz... "La plenitud de la Ley consiste en el amor." (cf Rm 13,8) ¡Que Nuestro Señor y Salvador Jesucristo se digne inspirar nuestras palabras, él que es el autor de la paz y el Dios del amor.

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REFLEXCIÓN

“Mi paz os doy”

 
El Señor ha derramado la paz en nuestro corazón y está presente dentro de nosotros, con el Padre y el Espíritu Santo. Esto nos da un sentido de seguridad y de fuerza, si Dios está con nosotros, ¿quién estará en contra?

Sin embargo, a menudo nos inquietamos y atemorizamos, ya que el mundo se presenta amenazante, los pasiones no dan tregua, todo parece como si Dios no existiera”, y Dios calla dentro de nosotros, juega a esconderse, no responde. Entonces nuestro corazón se espanta, nos asalta la duda y la paz queda asediada. Entonces ahora es cuando debemos recordar que Dios está presente en la luz oscura de la fe, que hemos de ejercitar en esos momentos para oír aquello que no oímos, para ver aquello que no vemos, para aferrarnos a un agarradero que hemos de buscar en la niebla. Es, en efecto, la fe lo que está en la base de la paz, que, de hecho, procede de la comunión con Dios. Fe en el Dios ya presente, pero no poseído aún en plenitud; fe que se madura con el tiempo, que se perfecciona en la búsqueda, que se purifica a través de los acontecimientos más duros y atroces de nuestro vivir.

La paz procede de una mirada de fe sobre la realidad de un Dios presente, aunque buscado con todo el ardor de un corazón herido por el sentimiento de su ausencia. La paz viene cuando se comprende y se acepta el misterio de la ausencia de Dios también en su presencia, en su silencio, en el sufrimiento y el misterio de la cruz como momento más elevado del amor de Dios y del testimonio de nuestro amor por Él.

Podremos ser cristianos normales o seres vulgares, hombres descreídos o personajes mundanos, pero con la fe y la esperanza nos va a ser muy difícil dudar acerca de la verdad del evangelio, de la realidad de Dios.

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ORACIÓN

¡Señor!
¡Colma de esperanza mi corazón
y de dulzura mis labios!
Pon en mis ojos la luz que acaricia y purifica,
en mis manos el gesto que perdona.

Dame el valor para la lucha,
compasión para las injurias,
misericordia para la ingratitud y la injusticia.

Líbrame de la envidia
y de la ambición mezquina,
del odio y de la venganza.

Y que al volver hoy nuevamente
al calor de mi lecho, pueda,
en lo más íntimo de mi ser,
sentirte a Tí presente.

Amén.
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domingo, 24 de abril de 2016

Lecturas del 24/04/2016: Quinto domingo de Pascua

PRIMERA LECTURA
(Libro de los Hechos de los Apóstoles 14,21b-27.)

 
Después de haber evangelizado esta ciudad y haber hecho numerosos discípulos, volvieron a Listra, a Iconio y a Antioquía de Pisidia. Confortaron a sus discípulos y los exhortaron a perseverar en la fe, recordándoles que es necesario pasar por muchas tribulaciones para entrar en el Reino de Dios. En cada comunidad establecieron presbíteros, y con oración y ayuno, los encomendaron al Señor en el que habían creído. Atravesaron Pisidia y llegaron a Panfilia. Luego anunciaron la Palabra en Perge y descendieron a Atalía. Allí se embarcaron para Antioquía, donde habían sido encomendados a la gracia de Dios para realizar la misión que acababan de cumplir. A su llegada, convocaron a los miembros de la Iglesia y les contaron todo lo que Dios había hecho con ellos y cómo había abierto la puerta de la fe a los paganos.

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SALMO
(Salmo 145(144),8-9.10-11.12-13ab.)

El Señor es bondadoso y compasivo,
lento para enojarse y de gran misericordia;
el Señor es bueno con todos
y tiene compasión de todas sus criaturas.

Que todas tus obras te den gracias, Señor,
y tus fieles te bendigan;
que anuncien la gloria de tu reino
y proclamen tu poder.

Así manifestarán a los hombres tu fuerza
y el glorioso esplendor de tu reino:
tu reino es un reino eterno,
y tu dominio permanece para siempre.

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SEGUNDA LECTURA
(Apocalipsis 21,1-5a.)

 
Después vi un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra desaparecieron, y el mar ya no existe más. Vi la Ciudad santa, la nueva Jerusalén, que descendía del cielo y venía de Dios, embellecida como una novia preparada para recibir a su esposo. Y oí una voz potente que decía desde el trono: "Esta es la morada de Dios entre los hombres: él habitará con ellos, ellos serán su pueblo, y el mismo Dios estará con ellos. El secará todas sus lágrimas, y no habrá más muerte, ni pena, ni queja, ni dolor, porque todo lo de antes pasó". Y el que estaba sentado en el trono dijo: "Yo hago nuevas todas las cosas". Y agregó: "Escribe que estas palabras son verdaderas y dignas de crédito.

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EVANGELIO
(Juan 13,31-33a.34-35)

Después que Judas salió, Jesús dijo: "Ahora el Hijo del hombre ha sido glorificado y Dios ha sido glorificado en él. Si Dios ha sido glorificado en él, también lo glorificará en sí mismo, y lo hará muy pronto. Hijos míos, ya no estaré mucho tiempo con ustedes. Ustedes me buscarán, pero yo les digo ahora lo mismo que dije a los judíos: 'A donde yo voy, ustedes no pueden venir'. Les doy un mandamiento nuevo: ámense los unos a los otros. Así como yo los he amado, ámense también ustedes los unos a los otros. En esto todos reconocerán que ustedes son mis discípulos: en el amor que se tengan los unos a los otros".

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COMENTARIO
(Beata Teresa de Calcuta (1910-1997), fundadora de las Hermanas Misioneras de la Caridad)

Yo digo siempre que el amor comienza en la propia casa. Primero está vuestra familia, luego vuestra ciudad. Es fácil pretender amar a la gente que está muy lejos, pero mucho menos fácil, amar a los que conviven con nosotros muy estrechamente. Desconfío de los grandes proyectos impersonales, porque lo que cuenta realmente es cada persona. Para llegar a amar a alguien de verdad, uno se tiene que acercar de veras. Todo el mundo tiene necesidad de amor. Cada uno de nosotros necesita saber que significa algo para los demás y que tiene un valor inestimable a los ojos de Dios. Cristo dijo: "Amaos los unos a los otros, como yo os he amado." (Jn 15,12) También ha dicho: "...cuando lo hicisteis con uno de estos mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicisteis." (Mt 25,40) Amamos a Cristo en cada pobre, y cada ser humano en el mundo es pobre en algún aspecto. Dijo: "Tuve hambre, y me disteis de comer... estaba desnudo y me vestisteis." (Mt 25,35) Siempre recuerdo a mis hermanas y a nuestros hermanos que nuestra jornada está hecha de veinticuatro horas con Jesús.

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REFLEXIÓN

“Ámense los unos a los otros. Así como yo los he amado”

 
El amor al igual que la fe es el “deber” de ser o no ser del Cristiano, es el elemento que nos constituye como cristiano, amo porque sigo a Jesús, “amar como Él nos ha amado”, este amor debe ser un amor desinteresado, que sabe acoger y ponerse al servicio del otro, sin límites y discriminaciones, que sabe afirmar la vida, el crecimiento, la libertad y la felicidad de los demás. Hoy se habla mucho de amor, confundiéndolo en su contenido más hondo, los creyentes, debemos desarrollar la capacidad de amor siguiendo el estilo de Jesús.

“El primer cielo y la primera tierra desaparecieron, y el mar ya no existe”, este mundo viejo, marcado por el pecado desaparecerá y el mar no existirá, representado como imagen de la fuerza caótica del mal, y surgirá un mundo nuevo, que ya comenzó con la Resurrección y Misericordia de Jesús llegando a su plenitud en la consumación final, para un nuevo y maravilloso comienzo. Pero el cielo nuevo y la tierra nueva son realidades que también Dios quiere en esta tierra, y para ello pide de nuestra colaboración para perfeccionar nuestro entorno, de manera que sea una imagen de lo que será el nuevo cielo “La vida eterna” y para eso quiere hacerse presente en la vida de los hombres y de la sociedad, un mundo de verdad y de vida, de santidad y de gracia, de justicia de amor y de paz, y el amor es el medio más eficaz para transformar nuestro mundo, donde todos, estemos abiertos al amor de Dios, seamos honrados, tolerantes y solidarios, y organicemos la vida social, la política, la economía, la cultura, desde los valores que favorecen la dignidad humana, la unión fraterna y la libertad.

“Venga a nosotros tu Reino”, no significa que debemos quedarnos de brazos cruzados esperando que llegue. Decir “Venga a nosotros tu Reino” significa que debemos caminar hacia él, construirlo aquí y ahora. Porque creemos en el Reino de Dios queremos vivirlo desde ya, como anticipo a su plena manifestación al final de los tiempos.

El reto es duro, pero la recompensa es eterna… ¿Te animas?

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ORACIÓN

 
Pidamos al Señor la gracia de ser personas sencillas y humildes, la gracia de saber llorar, la gracia de ser humildes, la gracia de trabajar por la justicia y la paz, y sobre todo la gracia de dejarnos perdonar por Dios para convertirnos en instrumentos de su misericordia. Papa Francisco.

Señor que podamos aprender a amarnos unos a otros
como Jesús nos amó: sin medida y hasta el fin.
Gracias por el amor que nos has mostrado.
Que nuestro amor dé testimonio
de todo el amor que hemos recibido de ti,
para que nuestros esfuerzos
por difundir tu justicia y alegría
lleve a los hermanos a reconocerte
como el único Dios verdadero,
y a acoger y aceptar gozosamente
a quien tú nos has enviado,
Jesucristo nuestro Señor.

sábado, 23 de abril de 2016

Lecturas del 23/04/2016: Sábado de la cuarta semana de Pascua

 
PRIMERA LECTURA
(Libro de los Hechos de los Apóstoles 13,44-52.)

 
Casi toda la ciudad se reunió el sábado siguiente para escuchar la Palabra de Dios.
Al ver esa multitud, los judíos se llenaron de envidia y con injurias contradecían las palabras de Pablo. Entonces Pablo y Bernabé, con gran firmeza, dijeron: "A ustedes debíamos anunciar en primer lugar la Palabra de Dios, pero ya que la rechazan y no se consideran dignos de la Vida eterna, nos dirigimos ahora a los paganos. Así nos ha ordenado el Señor: Yo te he establecido para ser la luz de las naciones, para llevar la salvación hasta los confines de la tierra". Al oír esto, los paganos, llenos de alegría, alabaron la Palabra de Dios, y todos los que estaban destinados a la Vida eterna abrazaron la fe. Así la Palabra del Señor se iba extendiendo por toda la región. Pero los judíos instigaron a unas mujeres piadosas que pertenecían a la aristocracia y a los principales de la ciudad, provocando una persecución contra Pablo y Bernabé, y los echaron de su territorio. Estos, sacudiendo el polvo de sus pies en señal de protesta contra ellos, se dirigieron a Iconio. Los discípulos, por su parte, quedaron llenos de alegría y del Espíritu Santo.

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SALMO
(Salmo 98(97),1.2-3ab.3cd-4.)

Canten al Señor un canto nuevo,
porque él hizo maravillas:
su mano derecha y su santo brazo
le obtuvieron la victoria.

El Señor manifestó su victoria,
reveló su justicia a los ojos de las naciones:
se acordó de su amor y su fidelidad
en favor del pueblo de Israel.

Los confines de la tierra han contemplado
el triunfo de nuestro Dios.
Aclame al Señor toda la tierra,
prorrumpan en cantos jubilosos.

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EVANGELIO
(Juan 14,7-14)

 
Jesús dijo a sus discípulos: "Si ustedes me conocen, conocerán también a mi Padre. Ya desde ahora lo conocen y lo han visto". Felipe le dijo: "Señor, muéstranos al Padre y eso nos basta". Jesús le respondió: "Felipe, hace tanto tiempo que estoy con ustedes, ¿y todavía no me conocen? El que me ha visto, ha visto al Padre. ¿Cómo dices: 'Muéstranos al Padre'? ¿No crees que yo estoy en el Padre y que el Padre está en mí? Las palabras que digo no son mías: el Padre que habita en mí es el que hace las obras. Créanme: yo estoy en el Padre y el Padre está en mí. Créanlo, al menos, por las obras. Les aseguro que el que cree en mí hará también las obras que yo hago, y aún mayores, porque yo me voy al Padre." Y yo haré todo lo que ustedes pidan en mi Nombre, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si ustedes me piden algo en mi Nombre, yo lo haré."

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COMENTARIO
(Orígenes (c. 185-253), presbítero y teólogo)

Me parece que el que se prepara para orar debe antes recogerse y prepararse un poco, para estar más presto, más atento al conjunto de su oración. Debe igualmente alejar de su pensamiento todas las ansiedades y todas las turbaciones, y esforzarse para acordarse de la grandeza de quién se le acerca, pensar cuan impío es si se presenta ante Dios sin prestar atención, sin esfuerzo, con una especie de desenfado nocivo, en fin, rechazar todos los pensamientos extraños.

Cuando se va a orar es necesario presentarse, por decirlo de alguna manera, con el alma entre las manos, el espíritu levantado con la mirada puesta en Dios, antes de levantarse apartará el espíritu de la tierra para ofrecerlo al Señor del universo, y por fin, si deseamos que Dios se olvide del mal que hemos cometido contra él mismo, contra los prójimos o contra la recta razón, hemos de dejar todo resentimiento causado por alguna ofensa que creamos haber recibido.

Puesto que son innumerables las actitudes corporales, hemos de preferir sobre todas las demás, aquellas que consisten en extender las manos y aquellas en que elevamos los ojos al cielo, para expresar con el cuerpo actitudes que son imagen de las disposiciones del alma durante la oración…, pero las circunstancias pueden llevarnos a veces a orar sentados… o incluso acostados… La oración de rodillas es necesaria cuando alguien se acusa ante Dios de sus propios pecados, suplicándole que le cure y que le absuelva. Estar de rodillas es símbolo de este prosternarse y someterse del cual habla Pablo cuando escribe: "Doblo las rodillas ante el Padre, de quien toma nombre toda la familia en el cielo y en la tierra" (Ef 3,14-15). Esto es arrodillarse espiritualmente, llamado así porque toda criatura adora a Dios en nombre de Jesús y humildemente se somete a él. El apóstol Pablo parece hacer alusión a ello cuando dice: "Que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra y en el abismo" (Fl 2,10).

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REFLEXIÓN

“Creed a mis obras: el que cree en mí, también él hará las obras que yo hago, y aún mayores”

 
Nosotros la comunidad cristiana de hoy, al igual a los que nos precedieron, está integrada por hombres que, reunidos en Cristo, somos guiados por el Espíritu Santo en nuestro peregrinar diario y vivir una vida acorde a las exigencias de la palabra, para al final de nuestro camino llegara a la vida eterna, esta es nuestra meta la cual explica y rige todo nuestro obrar.

Los cristianos debemos recorre la vida como verdaderos hijo de Dios, de ahí nace un caminar alegre y lleno de esperanza, bajo este deseo podremos soportar todas las vicisitudes de la vida misma, como lo hicieron los mártires, está claro el porqué, pues no es sólo un deseo humano noble y bueno, sino una ayuda continua del Espíritu Santo.

Todo nuestro caminar y obrar debe ir acompañado de la oración y pedir a Dios que nos permita vivir con el deseo de llegar a Él al final de la vida, amparados por su infinita misericordia y sobretodo guiados por su Espíritu de Amor. Obrar, orar y vivir la gracia del Espíritu es demostrar mi gratitud a Dios por su infinito amor,

Señor, que tu Hijo esté presente en todas nuestras obras que hagamos en Tu nombre para que al igual que Él, seamos signos de Tu presencia en el mundo.

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ORACIÓN

Señor Dios nuestro:
Por medio de tu Hijo Jesucristo
tú viniste a nuestro mundo
para salvar a los hombres
en su situación y mentalidad concretas.
Por medio de Jesucristo,
que está con nosotros ahora,
abre a tu Iglesia, a los misioneros y a todos nosotros
para que sepamos acoger con amor
a todos los hombres,
hermanas y hermanos nuestros,
y para acompañarlos con humildad
desde dentro de su cultura y mentalidad
por el camino que conduce a ti.
Estamos seguros, oh Dios Padre,
de que escucharás nuestra oración,
ya que te lo pedimos en el nombre de Jesús el Señor.

viernes, 22 de abril de 2016

Lecturas del día 21/04/2016: Viernes de la cuarta semana de Pascua

 
PRIMERA LECTURA
(Libro de los Hechos de los Apóstoles 13,26-33.)

 
Habiendo llegado Pablo a Antioquía de Pisidia, decía en la sinagoga: "Hermanos, este mensaje de salvación está dirigido a ustedes: los descendientes de Abraham y los que temen a Dios. En efecto, la gente de Jerusalén y sus jefes no reconocieron a Jesús, ni entendieron las palabras de los profetas que se leen cada sábado, pero las cumplieron sin saberlo, condenando a Jesús. Aunque no encontraron nada en él que mereciera la muerte, pidieron a Pilato que lo condenara. Después de cumplir todo lo que estaba escrito de él, lo bajaron del patíbulo y lo pusieron en el sepulcro. Pero Dios lo resucitó de entre los muertos y durante un tiempo se apareció a los que habían subido con él de Galilea a Jerusalén, los mismos que ahora son sus testigos delante del pueblo. Y nosotros les anunciamos a ustedes esta Buena Noticia: la promesa que Dios hizo a nuestros padres, fue cumplida por él en favor de sus hijos, que somos nosotros, resucitando a Jesús, como está escrito en el Salmo segundo: Tú eres mi Hijo; yo te he engendrado hoy."

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SALMO
(Salmo 2,6-7.8-9.10-11.)

«Yo mismo establecí a mi Rey
en Sión, mi santa Montaña.»
Voy a proclamar el decreto del Señor:
Él me ha dicho: «Tú eres mi hijo,
yo te he engendrado hoy.»

«Pídeme, y te daré las naciones como herencia,
y como propiedad, los confines de la tierra."
Los quebrarás con un cetro de hierro,
los destrozarás como a un vaso de arcilla»

Por eso, reyes, sean prudentes;
aprendan, gobernantes de la tierra.
Sirvan al Señor con temor

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EVANGELIO
(Juan 14,1-6)

 
Jesús dijo a sus discípulos: "No se inquieten. Crean en Dios y crean también en mí. En la Casa de mi Padre hay muchas habitaciones; si no fuera así, se lo habría dicho a ustedes. Yo voy a prepararles un lugar. Y cuando haya ido y les haya preparado un lugar, volveré otra vez para llevarlos conmigo, a fin de que donde yo esté, estén también ustedes. Ya conocen el camino del lugar adonde voy". Tomás le dijo: "Señor, no sabemos adónde vas. ¿Cómo vamos a conocer el camino?". Jesús le respondió: "Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre, sino por mí."

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COMENTARIO
(San Agustín (354-430), obispo de Hipona (África del Norte), doctor de la Iglesia)

«Yo soy el camino, la verdad y la vida.» Con estas palabras Cristo parece decirnos: «¿Por dónde quieres tú pasar? Yo soy el camino. ¿Dónde quieres llegar? Yo soy la verdad, ¿Dónde quieres residir? Yo soy la vida.» Caminemos, pues, con toda seguridad sobre el camino; fuera del camino, temamos las trampas, porque en el camino el enemigo no se atreve atacar –el camino, es Cristo- pero fuera del camino levanta sus trampas...

Nuestro camino es Cristo en su humildad; Cristo verdad y vida, es Cristo en su grandeza, en su divinidad. Si tú andas por el camino de humildad, llegarás al Altísimo; si en tu debilidad no menosprecias la humildad, tú residirás lleno de fuerza en el Altísimo. ¿Por qué Cristo ha escogido el camino de la humildad? Es a causa de tu debilidad que estaba allí como un obstáculo insuperable; es para liberarte a ti que un tan gran médico ha venido hacia ti. Tú no podías ir hacia él; es él quien ha venido hasta ti. Ha venido para enseñarte la humildad, este camino de retorno, porque es el orgullo el que nos privaba de llegar a la vida que nos había hecho perder...

Entonces Jesús, siendo nuestro camino, nos grita: ¡Entrad por la puerta estrecha! (Mt 7,13). El hombre se esfuerza para entrar, pero la hinchazón del orgullo se lo impide. Aceptemos el remedio de la humildad, bebamos esta medicina amarga pero saludable... El hombre, hinchado de orgullo pregunta: ¿Cómo podré entrar yo? Cristo nos responde: «Yo soy el camino, entra por mí. Yo soy la puerta (Jn 10,7) ¡por qué buscas en otra parte?» Para que tú no te extravíes, él lo ha hecho todo por ti, y te dice: «Sé humilde, sé dulce» (Mt 11,29).

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REFLEXIÓN

“Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida”

 
Que no halla confusión hacia dónde vamos si seguimos a Jesús, después de la resurrección sabemos que él ha ido al Padre, es decir, al cielo y es precisamente ahí en donde nos ha preparado una habitación y queremos ir.

¿Cuál es el camino para llegar a dónde va Jesús? El camino para llegar al cielo es una vida vivida en Jesús, con Jesús, de acuerdo a Jesús, para Jesús, desde Jesús. "Vivir en Cristo", como lo dice Pablo, de manera que ya no soy yo quien vive sino que es Cristo quien vive en mí. Es un proceso de despojarse del hombre viejo, del hombre que quiere vivir en sí mismo, para sí mismo y desde su propio egoísmo.

El camino es revestirnos de Jesús, buscar: tener las mismas actitudes de él, que siendo Dios se rebajó hasta hacerse semejante a nosotros, a "seguir las huellas de nuestro pastor". Si verdaderamente queremos llegar un día a habitar el lugar preparado por Jesús para cada uno de nosotros, ya sabemos cuál es el camino: “Jesús mismo”.

No somos Cristianos Católicos por seguir unos mandamientos o creer en una doctrina, sino por seguir a una persona, que nos ama. “Jesús”: queremos ocupar esa habitación que con tanto amor nos has preparado para cada uno de nosotros. No permitas que seamos indiferente a esta maravillosa verdad. Ayúdanos a permanecer siempre cerca de Ti, por la frescura y la delicadeza de la vida de gracia, por los momentos de oración y por la fidelidad a las inspiraciones del Espíritu Santo.

¿Te animas a seguir ese Camino?


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ORACIÓN

Jesús,
condúcenos al Padre.

Queremos seguir tu huella
y transitar tu camino.

Reconocemos en ti
al Señor de la Vida,
quien llena nuestra esperanza
y fortalece nuestra fe.

Guíanos hacia el Padre Bueno,
por los senderos del Reino,
viviendo como hombres y mujeres nuevos,
solidarios, alegres, generosos,
aprendiendo a compartir con todos
y trabajando por la justicia y la paz
en nuestras comunidades.

- Que así sea Señor –

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Enviado desde Evangelio del día:

jueves, 21 de abril de 2016

Lecturas del 21/04/2016: Jueves de la cuarta semana de Pascua

 
PRIMERA LECTURA
(Libro de los Hechos de los Apóstoles 13,13-25.)

 
Desde Pafos, donde se embarcaron, Pablo y sus compañeros llegaron a Perge de Panfilia. Juan se separó y volvió a Jerusalén, pero ellos continuaron su viaje, y de Perge fueron a Antioquía de Pisidia. El sábado entraron en la sinagoga y se sentaron. Después de la lectura de la Ley y de los Profetas, los jefes de la sinagoga les mandaron a decir: "Hermanos, si tienen que dirigir al pueblo alguna exhortación, pueden hablar". Entonces Pablo se levantó y, pidiendo silencio con un gesto, dijo: "Escúchenme, israelitas y todos los que temen a Dios. El Dios de este Pueblo, el Dios de Israel, eligió a nuestros padres y los convirtió en un gran Pueblo, cuando todavía vivían como extranjeros en Egipto. Luego, con el poder de su brazo, los hizo salir de allí y los cuidó durante cuarenta años en el desierto. Después, en el país de Canaán, destruyó a siete naciones y les dio en posesión sus tierras, al cabo de unos cuatrocientos cincuenta años. A continuación, les dio Jueces hasta el profeta Samuel. Pero ellos pidieron un rey y Dios les dio a Saúl, hijo de Quis, de la tribu de Benjamín, por espacio de cuarenta años. Y cuando Dios desechó a Saúl, les suscitó como rey a David, de quien dio este testimonio: He encontrado en David, el hijo de Jesé, a un hombre conforme a mi corazón que cumplirá siempre mi voluntad. De la descendencia de David, como lo había prometido, Dios hizo surgir para Israel un Salvador, que es Jesús. Como preparación a su venida, Juan había predicado un bautismo de penitencia a todo el pueblo de Israel. Y al final de su carrera, Juan decía: 'Yo no soy el que ustedes creen, pero sepan que después de mí viene aquel a quien yo no soy digno de desatar las sandalias'.

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SALMO
(Salmo 89(88),2-3.21-22.25.27.)

Cantaré eternamente el amor del Señor,
proclamaré tu fidelidad por todas las generaciones.
Porque tú has dicho:
«Mi amor se mantendrá eternamente,

mi fidelidad está afianzada en el cielo.»
«Encontré a David, mi servidor,
y lo ungí con el óleo sagrado,
para que mi mano esté siempre con él

y mi brazo lo haga poderoso.»
Mi fidelidad y mi amor lo acompañarán,
su poder crecerá a causa de mi Nombre:
El me dirá: «Tú eres mi padre,

mi Dios, mi Roca salvadora.»

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EVANGELIO
(Juan 13,16-20)

 
Después de haber lavado los pies a los discípulos, Jesús les dijo: "Les aseguro que el servidor no es más grande que su señor, ni el enviado más grande que el que lo envía. Ustedes serán felices si, sabiendo estas cosas, las practican. No lo digo por todos ustedes; yo conozco a los que he elegido. Pero es necesario que se cumpla la Escritura que dice: El que comparte mi pan se volvió contra mí. Les digo esto desde ahora, antes que suceda, para que cuando suceda, crean que Yo Soy. Les aseguro que el que reciba al que yo envíe, me recibe a mí, y el que me recibe, recibe al que me envió".

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COMENTARIO
(Santa Teresa del Niño Jesús (1873-1897), carmelita descalza, doctora de la Iglesia)

Ser tu esposa, oh Jesús, ser carmelita, ser por mi unión contigo la madre de las almas, me debería ser suficiente. Pero no es así. Sin duda alguna que estos tres privilegios son mi vocación –carmelita, esposa y madre- y sin embargo siento dentro de mí otras vocaciones… Siento la necesidad, el deseo de llevar a cabo por ti, Jesús, todas las obras más heroicas…. A pesar de mi pequeñez, quisiera iluminar las almas como lo han hecho los profetas, los doctores; tengo la vocación de ser apóstol. Quisiera recorrer la tierra, predicar tu nombre y plantar, sobre la tierra de los infieles, tu Cruz gloriosa, pero, oh amado mío, una sola misión no me bastaría, quisiera al mismo tiempo anunciar el Evangelio en las cinco partes del mundo y hasta las islas más alejadas. Quisiera ser misionera no solamente por algunos años, sino que quisiera haberlo sido desde la creación del mundo y serlo hasta la consumación de los siglos…

¡Oh Jesús mío! ¿Qué vas a responder a todos mis delirios? ¿Acaso hay un alma más pequeña, más débil que la mía? Y sin embargo, a causa de mi misma pequeñez tú has querido, Señor, colmar mis pequeños deseos infantiles, y quieres hoy colmar mis otros deseos más grandes que el universo… He comprendido que el amor encierra en sí todas las vocaciones, que el amor lo es todo, que comprende todos los tiempos y lugares; en una palabra, que es eterno… Mi vocación, por fin la he encontrado, mi vocación, es el amor.

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REFLEXIÓN

¿Crean que Yo Soy?

 
Hoy Jesús nos está pidiendo que no nos limitemos a “leer” las Sagradas Escrituras; que tenemos que actualizarlas, encontrar el mensaje de Él en los “signos de los tiempos”, en todos los acontecimientos, positivos y negativos, personales y colectivos, los cuales, cuando los interpretemos a la luz del Evangelio, nos trasmita un mensaje claro de lo que Cristo nos quiere decir.

Jesús continúa esperando de nosotros hacernos una revisión de nuestra conducta, no solo exterior, sino de nuestra vida, de nuestro “ser”, aunque nos parezca difícil cumplir con esa expectativa, preguntarnos; ¿Soy un verdadero “servidor”? ¿Hasta dónde estoy dispuesto a servir? ¿A quién sirvo? Jesús nos ha dado la medida y nos ha dicho: “dichosos vosotros si lo ponéis en práctica”.

El servidor de Jesús tiene que seguir sus pasos, esto implica amar sin límites, hasta que duela, no se trata meramente de “imitar” la conducta de Jesús, se trata de sentir igual que Él, de amar igual que Él, de convertirse en un servidor incondicional, en “esclavo” del hermano, “por amor”. Comprender que el amor encierra en sí todas las vocaciones, que el amor lo es todo, que comprende todos los tiempos y lugares; en una palabra, que es eterno…

Preguntarnos hoy, en estos tiempos que vivimos y actuamos: ¿Soy un “admirador” de Jesús o soy otro “Cristo”?.

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ORACIÓN

Oh Dios todopoderoso:
Tu Hijo Jesús nos recuerda hoy
que no somos mayores que tu Siervo
y servidor nuestro, Jesús,
nuestro Maestro y Señor.
Danos aguante y resistencia
para servirte a ti y a los hermanos
sin esperar recompensa o gratitud,
y para aceptar las dificultades y contradicciones,
que son parte de la vida cristiana,
y que son algo normal para los seguidores
de aquél que cargó la cruz por nosotros,
Jesucristo, nuestro Señor.

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Enviado desde Evangelio del día:

miércoles, 20 de abril de 2016

Lecturas del 20/04/2016: Miércoles de la cuarta semana de Pascua

 
PRIMERA LECTURA
(Libro de los Hechos de los Apóstoles 12,24-25.13,1-5a.)

 
Mientras tanto, la Palabra de Dios se difundía incesantemente. Bernabé y Saulo, una vez cumplida su misión, volvieron de Jerusalén a Antioquía, llevando consigo a Juan, llamado Marcos. En la Iglesia de Antioquía había profetas y doctores, entre los cuales estaban Bernabé y Simeón, llamado el Negro, Lucio de Cirene, Manahén, amigo de infancia del tetrarca Herodes, y Saulo. Un día, mientras celebraban el culto del Señor y ayunaban, el Espíritu Santo les dijo: "Resérvenme a Saulo y a Bernabé para la obra a la cual los he llamado". Ellos, después de haber ayunado y orado, les impusieron las manos y los despidieron. Saulo y Bernabé, enviados por el Espíritu Santo, fueron a Seleucia y de allí se embarcaron para Chipre. Al llegar a Salamina anunciaron la Palabra de Dios en las sinagogas de los judíos, y Juan colaboraba con ellos.

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SALMO
(Salmo 67(66),2-3.5.6.8.)

El Señor tenga piedad y nos bendiga,
haga brillar su rostro sobre nosotros,
para que en la tierra se reconozca su dominio,
y su victoria entre las naciones.

Que canten de alegría las naciones,
porque gobiernas a los pueblos con justicia
y guías a las naciones de la tierra.

¡Que los pueblos te den gracias, Señor,
que todos los pueblos te den gracias!
Que Dios nos bendiga,
y lo teman todos los confines de la tierra.

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EVANGELIO
(Juan 12,44-50)

 
Jesús exclamó: "El que cree en mí, en realidad no cree en mí, sino en aquel que me envió.
Y el que me ve, ve al que me envió. Yo soy la luz, y he venido al mundo para que todo el que crea en mí no permanezca en las tinieblas. Al que escucha mis palabras y no las cumple, yo no lo juzgo, porque no vine a juzgar al mundo, sino a salvarlo. El que me rechaza y no recibe mis palabras, ya tiene quien lo juzgue: la palabra que yo he anunciado es la que lo juzgará en el último día. Porque yo no hablé por mí mismo: el Padre que me ha enviado me ordenó lo que debía decir y anunciar; y yo sé que su mandato es Vida eterna. Las palabras que digo, las digo como el Padre me lo ordenó".

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COMENTARIO
(Catecismo de la Iglesia Católica)

La invocación de Dios como "Padre" es conocida en muchas religiones. La divinidad es con frecuencia considerada como "padre de los dioses y de los hombres". En Israel, Dios es llamado Padre en cuanto creador del mundo. Pues aún más, Dios es Padre en razón de la alianza y del don de la Ley a Israel, su "primogénito" (Ex 4,22). Es llamado también Padre del rey de Israel (cf 2S 7,14). Es muy especialmente "el Padre de los pobres", del huérfano y de la viuda, que están bajo su protección amorosa (cf Sl 68,6)…

Jesús ha revelado que Dios es "Padre" en un sentido nuevo: no lo es sólo en cuanto creador, es eternamente Padre en relación con su Hijo Único, que recíprocamente sólo es Hijo en relación con su Padre: "Nadie conoce al Hijo sino el Padre, ni al Padre le conoce nadie sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar" (Mt 11,27). Por eso los apóstoles confiesa a Jesús como "el Verbo que en el principio estaba junto a Dios y que era Dios" (Jn 1,1), como "la imagen del Dios invisible (Col 1,15), como "el resplandor de su gloria y la impronta de su esencia" (Hb 1,3).

Después de ellos. Siguiendo la tradición apostólica, la Iglesia confesó en el año 325 en el primer Concilio Ecuménico de Nicea, que el Hijo es "consubstancial" al Padre, es decir, un solo Dios con él. El segundo concilio Ecuménico, reunido en Constantinopla en el año 381, conservó esta expresión en su formulación del Credo de Nicea y confesó "al Hijo Único de Dios, engendrado del Padre antes de todos los siglos, luz de luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado no creado, consubstancial al Padre".

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REFLEXIÓN

"El que cree en mí, en realidad no cree en mí, sino en aquel que me envió – Dios”

 
Jesús quiere conducirnos a descubrir al Padre; esa es su misión. Pero va más allá, hace que veamos al Padre en su propia persona. Nosotros estamos llamados a conducir a los que nos rodean, con nuestro ejemplo y palabra, a descubrir a Jesús y, al igual que Él hace con el Padre, siguiendo su ejemplo, tenemos que hacer que los demás lo vean, no por nuestra propia persona, sino por lo que hagamos en el actuar de cristiano a Diario. Tenemos que convertirnos en otros “cristos”, de manera que quien nos vea, le vea a Él y, más aún, conozca su Amor. Esa es la verdadera “misión” a la que todos estamos llamados.

¿Podremos decir? ¡Nos Atrevemos!

Así como Saulo y Bernabé, fueron enviados por el Espíritu Santo, ese gran compañero que el mismo Jesús nos dejó “El Espiritú Santo”…

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ORACIÓN

¡Ven, Espíritu Divino!
(Secuencia de Pentecostés - El himno más antiguo)

Ven, Espíritu Divino
manda tu luz desde el cielo.
Padre amoroso del pobre;
don, en tus dones espléndido;
luz que penetra las almas;
fuente del mayor consuelo.
Ven, dulce huésped del alma,
descanso de nuestro esfuerzo,
tregua en el duro trabajo,
brisa en las horas de fuego,
gozo que enjuga las lágrimas
y reconforta en los duelos.
Entra hasta el fondo del alma,
divina luz y enriquécenos.
Mira el vacío del hombre,
si tú le faltas por dentro;
mira el poder del pecado,
cuando no envías tu aliento.
Riega la tierra en sequía,
sana el corazón enfermo,
lava las manchas, infunde
calor de vida en el hielo,
doma el espíritu indómito,
guía al que tuerce el sendero.
Reparte tus siete dones,
según la fe de tus siervos;
por tu bondad y tu gracia,
dale al esfuerzo su mérito;
salva al que busca salvarse
y danos tu gozo eterno. Amén.

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martes, 19 de abril de 2016

Lecturas del 19/04/2016: Martes de la cuarta semana de Pascua

 




PRIMERA LECTURA
(Libro de los Hechos de los Apóstoles 11,19-26.)
 
 
Los que se habían dispersado durante la persecución que se desató a causa de Esteban, llegaron hasta Fenicia, Chipre y Antioquía, y anunciaban la Palabra únicamente a los judíos. Sin embargo, había entre ellos algunos hombres originarios de Chipre y de Cirene que, al llegar a Antioquía, también anunciaron a los paganos la Buena Noticia del Señor Jesús. La mano del Señor los acompañaba y muchos creyeron y se convirtieron. Al enterarse de esto, la Iglesia de Jerusalén envió a Bernabé a Antioquía. Cuando llegó y vio la gracia que Dios les había concedido, él se alegró mucho y exhortaba a todos a permanecer fieles al Señor con un corazón firme. Bernabé era un hombre bondadoso, lleno del Espíritu Santo y de mucha fe. Y una gran multitud adhirió al Señor. Entonces partió hacia Tarso en busca de Saulo, y cuando lo encontró, lo llevó a Antioquía. Ambos vivieron todo un año en esa Iglesia y enseñaron a mucha gente. Y fue en Antioquía, donde por primera vez los discípulos recibieron el nombre de "cristianos".

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SALMO
(Salmo 87(86),1-3.4-5.6-7.)

¡Esta es la ciudad que fundó el Señor
sobre las santas Montañas!
El ama las puertas de Sión
más que a todas las moradas de Jacob.
Cosas admirables se dicen de ti,

Ciudad de Dios.
«Contaré a Egipto y a Babilonia
entre aquellos que me conocen;
filisteos, tirios y etíopes han nacido en ella.»
Así se hablará de Sión:
«Este, y también aquél,
han nacido en ella,

y el Altísimo en persona la ha fundado.»
Al registrar a los pueblos, el Señor escribirá:
«Este ha nacido en ella.»
Y todos cantarán, mientras danzan:

«Todas mis fuentes de vida están en ti.»

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EVANGELIO
(Juan 10,22-30)

 
Se celebraba entonces en Jerusalén la fiesta de la Dedicación. Era invierno, y Jesús se paseaba por el Templo, en el Pórtico de Salomón. Los judíos lo rodearon y le preguntaron: "¿Hasta cuándo nos tendrás en suspenso? Si eres el Mesías, dilo abiertamente". Jesús les respondió: "Ya se lo dije, pero ustedes no lo creen. Las obras que hago en nombre de mi Padre dan testimonio de mí, pero ustedes no creen, porque no son de mis ovejas. Mis ovejas escuchan mi voz, yo las conozco y ellas me siguen. Yo les doy Vida eterna: ellas no perecerán jamás y nadie las arrebatará de mis manos. Mi Padre, que me las ha dado, es superior a todos y nadie puede arrebatar nada de las manos de mi Padre. El Padre y yo somos una sola cosa".

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COMENTARIO
(San Hilario (c. 315-367), obispo de Poitiers y doctor de la Iglesia)

El Padre es el que es y así lo debemos creer. En cuanto al Hijo, nuestro espíritu no llega a alcanzarlo y toda palabra enmudece al querer nombrarlo. El Hijo es el engendrado por el no-engendrado, el único nacido del único, el verdadero salido del verdadero, el viviente nacido del viviente, el perfecto procediendo del perfecto, el poder saliendo del poder, la sabiduría salida de la sabiduría, la gloria de la gloria, "la imagen del Dios invisible"(Col 1,15)

¿Cómo vamos a entender la generación del Hijo por el Padre no engendrado?... Esta generación no es una ruptura o una división..: "El Padre está en mí y yo en el Padre" (Jn 10,38) No es una adopción porque el Hijo es verdaderamente Hijo de Dios y dice: "Quien me ve a mí, ve al Padre." (Jn 14,9) No ha venido al mundo como los demás seres, por obedecer a una orden, porque...él mismo tiene la vida en sí como aquel que lo ha engendrado a la vida en sí mismo. (Jn 5,26)... Es perfecto aquel que viene del Perfecto porque el que lo posee todo le ha entregado todo. El Padre y el Hijo poseen cada uno el secreto de este nacimiento.

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REFLEXIONES

“Hay que creerle a Jesús; creer lo que Él nos dice, y actuar conforme a su Palabra”
 
La Iglesia celebra hoy de acuerdo a los Hechos de los apóstoles se nos nombra como Cristianos, solo se nos conocía como seguidores del resucitado y los Judíos que eran discípulos de Jesús de Nazaret, fue en una ciudad no Judía “Antioquía” y el número de personas, no Judías llamadas Paganos y Gentiles, se incrementaba grandemente, épocas donde la Iglesia naciente decidió no imponerles a los nuevos seguidores el judaísmo “Que estaba representada por un signo canal, la circuncisión”….

Jesús le repetía a los líderes religiosos constantemente “Os lo he dicho, y no creéis; las obras que yo hago en nombre de mi Padre, ésas dan testimonio de mí. Pero vosotros no creéis, porque no sois ovejas mías. Mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco, y ellas me siguen, y yo les doy la vida eterna; no perecerán para siempre, y nadie las arrebatará de mi mano”. Y ese fue su gran problema vino a ellos el pueblo elegido, donde nacería el “Mesías” salvador del mundo.

Hay una gran diferencia entre las palabras de creer en Jesús a Créele a Jesús, mientras solo creamos estaremos en un contaste ir y venir, no aceptamos del todo y las cosas del mundo no hacen olvidar esa creencia, caemos nuevamente en pecado y en el olvido, nos alejamos de Él, incluso en nuestras prácticas religiosas y del hermano que nos necesita. Caerle significa ir más allá, es estar constantemente con Él y dedicarnos al servicio de todos, al servicio del Amor, como nos los dice el mandamiento nuevo “Amarnos todos como Él nos Amó”.

Nosotros somos herederos de la fe de esos cristianos gentiles, fuimos incorporados a Jesús y a la Nueva y Eterna Alianza instituida por Él, no “por obra de la carne, ni de la voluntad del hombre”, sino porque hemos sido “engendrados por Dios” a través de la infusión del Espíritu que recibimos el día de nuestro Bautismo. El mismo Espíritu que recibieron los Apóstoles el día de Pentecostés, fiesta que próximamente celebraremos.

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ORACIONES

 
Oh Padre amoroso:
Estamos contentos de llamarnos “cristianos”,
como hombres y mujeres que seguimos a Cristo tu Hijo.
Queremos permanecer siempre fieles a él
con firme compromiso y entrega.
Cólmanos con la gracia del Señor
para que el Espíritu Santo viva en nosotros
y así también nosotros atraigamos a muchos al Señor
y seamos siempre dignos de llamarnos “cristianos”,
valioso nombre que recibimos
de Jesucristo nuestro Señor.

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